La falla de Favara cumple 40 años sin perder de vista los orígenes

La Falla per la Pau mantiene la tradición de convertir en monumento los trastos que nadie utiliza

La Falla per la Pau de Favara de este año

La Falla per la Pau de Favara de este año / Levante-EMV

La Falla per la Pau de Favara celebra este año su 40 cumpleaños y, como ya es tradición para la comisión, lo ha hecho con un monumento que retrotrae a la misma esencia de las fiestas: con trastos viejos.

Sus orígenes se remontan a un grupo de amigas y amigos que quisieron reivindicar y hacer una crítica tras los acontecimientos ocurridos en 1982, año de la Pantanada. «Además fue una manera de divertirse, pero no paró ahí. Se involucró todo un pueblo, mayores y pequeños, aportando cada una de las personas aquello que podía (materiales, pinturas, maderas... y sobre todo, ideas). Tuvo tanto de éxito que el año siguiente se creó la Falla per la Pau», recuerdan los integrantes actuales de la comisión.

Cuarenta años después, aseguran que continúan enorgulleciéndose de sus orígenes. «Y continuamos haciendo el monumento con aquello que las personas ya no quieren como sillas, mesas o muebles diversos. Como dice la tradición, ‘Una estoreta velleta per a la falla de Sant Josep...’», añaden.

En ello han encontrado una grata diversión. «Nos gusta recordar, de vez en cuando, de dónde venimos y cuáles son las raíces de la fiesta fallera», aseguran. Para ellos, no se trata tan solo de hacer una pila de desechos, sino de darles una nueva utilidad como falla. Aquella silla, mesa o cuadro olvidado en algún rincón o echados a la basura «tienen un sentido nuevo cuando los falleros y falleras de la Falla per la Pau los rescatamos y hacemos uso de ellos para crear nuestro monumento», sostienen.

«Esto comporta un gran esfuerzo, todo el año de recogida, pintura y montaje que hacemos con mucho de gusto y orgullo. Pero es un trabajo que se convierte en diversión, alegría, amistad, risas. Más que una falla, representa todo un sentimiento», concluyen.