La sobrepoblación de jabalíes ya afecta a 46 de los 47 municipios de la Ribera

Sólo Tous se libra de figurar entre los pueblos donde la presencia de este animal se considera una plaga con capacidad para generar problemas en la agricultura, el tráfico y el ecosistema. El nuevo plan del Consell promoverá la actividad cinegética

Jabalí muerto como resultado de un accidente de tráfico en la CV-50.

Jabalí muerto como resultado de un accidente de tráfico en la CV-50. / PERALES IBORRA

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

Los jabalíes representan un serio problema para la Ribera. Así lo reconoce el borrador del nuevo plan de gestión presentado esta semana por la Conselleria de Agricultura y Transición Ecológica en el Consejo Valenciano de Caza. El documento establece que en 46 de los 47 municipios de la comarca existe una clara sobrepoblación de esta especie y considera prioritaria una actuación extraordinaria que permita reducir su presencia y, con ello, minimizar los cuantiosos daños que se producen en la agricultura, los riesgos que representa para la seguridad vial y el inconveniente que también supone en la biodiversidad al haberse roto cualquier equilibrio natural.

Tal y como avanzó ya Levante-EMV, el nuevo plan establece que en los puntos con mayor incidencia de la plaga se debe reducir, al menos, a la mitad el número de ejemplares. En el conjunto de la Comunitat, son 377 los municipios (216 de ellos en la provincia de València) que se consideran zonas prioritarias de actuación. En la Ribera, se han catalogado como tal 46 de las 47 localidades. Sólo queda fuera Tous. Esto quiere decir que dos de cada diez pueblos de la provincia con exceso de jabalíes son de la comarca.

El documento tiene en cuenta a la hora de determinar si una zona es de riesgo criterios como la densidad de la población de jabalí, los accidentes de tráfico que se producen o la existencia de zonas agrícolas. A partir de ahí, establece como sobrepoblación la existencia de más de seis ejemplares por kilómetro cuadrado. En estas condiciones, se permitirían más de dos capturas por kilómetro cuadrado. El propio borrador apunta a la actividad cinegética como el principal mecanismo de regulación y control en el territorio valenciano. Por ello, plantea la necesidad de su fomento para revertir la tendencia de disminución de licencias y, atendiendo a la necesidad de cazar más ejemplares, promover un mayor consumo de su carne. 

De igual modo, la planificación autonómica apela a la necesidad de incrementar las tareas de limpieza en zonas verdes urbanas o periurbanas para evitar la proliferación de la maleza espesa, ya que sirve de refugio y punto de cría para los jabalíes. Reclama, asimismo, a los consistorios que realicen labores de seguimiento y comuniquen todos los desperfectos en parcelas agrícolas o mobiliario urbano que generen estos animales así como los accidentes de tráfico en los que se vean involucrados. También se insiste en una mayor concienciación social para evitar los puntos de alimentación doméstica accesibles para el jabalí y su cada vez más frecuente presencia en núcleos urbanos.

Colonizador del territorio

Aunque los problemas generados por esta especie no son nuevos, se han incrementado especialmente en los últimos años. El descenso de cazadores y la proliferación de los jabalíes durante la pandemia han provocado que colonice gran parte del territorio. Con los ríos y barrancos convertidos en una suerte de autopistas, han llegado a nuevos puntos de la geografía. Además de su cada vez más frecuente acercamiento a entornos urbanos, en el que demuestra un menor temor ante la figura humana, en épocas recientes se han llegado a observar ejemplares hasta en paseos marítimos, como ocurrió en El Perelló. Lugares en los que nunca antes se habían dejado ver.

Esta circunstancia ha provocado que crezcan, de igual modo, los daños en la agricultura. A los clásicos problemas que genera en la tierra al escarbar en busca de raíces y agua, se añaden también aquellos que han causado en plantaciones en las que, incluso, han dado más de un bocado a naranjas que colgaban en las ramas más bajas de los árboles, un hecho curioso, como poco. A ello se añade, de igual modo, un incremento en el número de accidentes de tráfico, que en el caso de los automóviles se saldan con más daños materiales que personales, pero que de verse involucrado un motorista puede traducirse en lesiones de gravedad.

Suscríbete para seguir leyendo