La campaña de fruta de verano deja en la Ribera un mínimo histórico de superficie cultivada

La cooperativa de Carlet ha perdido en cinco años un 70 % de la extensión y afronta la nueva temporada con solo 3.000 hanegadas

Un campo de frutales con los árboles en flor en el término de Carlet en una imagen de ayer.

Un campo de frutales con los árboles en flor en el término de Carlet en una imagen de ayer. / Pascual Fandos

La campaña de fruta de verano dejará este año en la Ribera un mínimo histórico de superficie en producción tras la sucesión de plantaciones arrancadas en el último lustro, bien por falta de rentabilidad de la cosecha o por las grandes mermas provocadas por una climatología adversa en las dos campañas precedentes. 

La cooperativa San Bernat de Carlet, tradicionalmente la principal área productora de fruta de hueso de la Comunitat Valenciana, estima en torno a 3.000 hanegadas la superficie de cultivo que mantienen los socios, mayoritariamente de melocotón y nectarina, cuando hace escasamente cinco años computaba en torno a 10.000 hanegadas, según las estimaciones del presidente de la entidad, Álvaro Nogués, lo que representa que en este período se ha perdido un 70 % de la extensión dedicada a estos frutales.

La entidad prevé comercializar cuatro millones de kilos si no se dan condiciones climatológicas adversas

Nogués apunta que en base a esta superficie, si no hay mermas derivadas de la climatología, el volumen de producción se situará este año en torno a los cuatro millones de kilos. Se trata de una cifra baja en una cooperativa que hace no tanto tiempo comercializaba 12 millones de kilos, y que en los años noventa llegó a alcanzar los 30 millones de kilos, aunque superior a la cosecha de la campaña anterior cuando el exceso de lluvia en los meses de marzo y abril, además de algo de frío en primavera, provocó una sustancial merma que redujo la fruta comercializada a menos de tres millones de kilos.

Climatología favorable, a la espera de lluvia

El presidente de la cooperativa apunta que, hasta el momento, la climatología está siendo favorable ya que las altas temperaturas propician un crecimiento más rápido de la planta y permiten una masa foliar suficiente para el desarrollo de la fruta, aunque se muestra prudente ya que, según expone Nogués, «todo lo que está fuera de su época al final pasa factura y con temperaturas de 35 º C en marzo no sabemos cómo va a reaccionar porque nunca había pasado». 

«En principio ha hecho las horas de frío que tocaba en invierno, y eso nos dará una fruta de más calidad», incide Nogués, mientras señala que sería conveniente que lloviera «con conocimiento», ya que la tierra está seca y los agricultores están regando en una época en la que normalmente no era necesario. «Hay que incorporar el fertilizante y en aquellos campos que se riegan a manta la única forma de hacerlo es regando», incide, mientras reitera lo complicado que resulta realizar previsiones sobre la evolución de la climatología.

«Ha hecho el frío necesario y eso nos dará una fruta de más calidad, pero falta ver cómo reacciona el árbol con este calor en marzo»

Optimismo sobre los precios

Por otra parte, se muestra optimista respecto al precio que pueda alcanzar la fruta en una campaña que llega con algo de retraso y que estima arrancará a principios de mayo.

La reducción de la superficie dedicada a la fruta de verano ha sido una constante en las últimas campañas, que se ha moderado en el último año aunque solo sea porque cada año la extensión es menor. La cooperativa de Carlet ha llegado a computar en un solo año la desaparición de hasta 1.500 hanegadas de frutales. La sucesión de abandonos ha dejado la superficie de cultivo en mínimos históricos. 

A parte de los problemas de falta de rentabilidad, Nogués señala que la ausencia de relevo generacional en el campo y el hecho de tratarse de un cultivo que necesita de una mano de obra cada vez más escasa no augura nuevas plantaciones. En el caso de Carlet, explica que los agricultores que mantienen estos cultivos se han refugiado en variedades de melocotón y nectarina más tardías, que son las que ofrecen mejores rendimientos.

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