Alzira corrige el error histórico de dejar sus temibles barrancos sin desagües

El alcalde defiende que el canal interceptor subsana el problema generado por desarrollos urbanos «inadecuados» que han ocupado la zona de laminación de los torrentes que ahora anegan los barrios más bajos de la ciudad

Autoridades y técnicos, ayer, en la visita al canal una vez recepcionadas las obras.

Autoridades y técnicos, ayer, en la visita al canal una vez recepcionadas las obras. / Pascual Fandos

Alzira

El alcalde de Alzira, Alfons Domínguez, defendió ayer que el canal interceptor que recogerá las escorrentías de los barrancos que confluían hasta ahora en el Camí dels Pescadors, que se habían convertido en los últimos años en la principal amenaza para el casco urbano desde el punto de vista de las inundaciones -el del Respirall o les Estreles, el Barranc Fosc, el de Gràcia Maria y el de l’Arena-, corregirá los efectos de los desarrollos urbanísticos que «de forma inadecuada» han taponado el área de laminación natural de esta cuenca periurbana. 

Las obras del canal interceptor contra inundaciones de Alzira ya han concluido

Perales Iborra

El ayuntamiento de Alzira ha recepcionado la segunda fase de las obras del canal, un tramo de 720 metros de longitud que conforma una barrera de protección en paralelo al Camí de Pescadors y conecta a la altura de la CV-50 con la primera fase, operativa desde 2018, dando lugar a un cauce de 1,5 kilómetros que desemboca en el barranco de la Casella con un capacidad de desagüe de 14.000 litros por segundo, según explicó Francesc Tordera, técnico de Aguas de Valencia. 

La infraestructura facilita el drenaje y puede almacenar 50 millones de litros en caso de necesidad

La infraestructura ha supuesto una inversión en conjunto de más de tres millones de euros y se ha diseñado con el objetivo de mejorar la drenaje de estos torrentes, si bien en el caso de que una crecida del barranco de la Casella impidiera desaguar al canal, se concibe con un tanque de tormentas ya que puede almacenar cerca de 50 millones de litros y ayudar a laminar estas barrancadas. Tordera detalló que el proyecto contempla dos puntos de desborde en el caso de superar esa capacidad. Por un lado, el punto de confluencia de las dos fases en la CV-50, de forma que el agua que suele inundar los barrios más bajos de Alzira volvería a entrar por la calle Gandia, y uno a la altura del entronque del Barranc Fosc para que esos caudales, como sucede ahora, vayan a buscar el alcantarillado municipal.

Estos cuatro barrancos confluyen actualmente en el Camí de Pescadors, una via pecuaria que linda con la antigua factoría de Avidesa, y han provocado en los últimos años repetidas inundaciones en los barrios más bajos de Alzira, de Les Basses a Venècia, pasando por el entorno del parque de l'Alquenència. El desagüe del Barranc Fos, por ejemplo, conectaba directamente con el alcantarillado municipal, lo que representaba un foco de problemas.

Tanto Alfons Domínguez como el concejal de Urbanismo, Andrés Gomis, señalaron que la construcción del canal interceptor representa no solo una apuesta «decidida» del ayuntamiento por proteger el casco urbano, sino también «una de la acciones más importantes que se han realizado en materia de inundabilidad» en Alzira, y alertaron de que la actual situación de emergencia climática propicia cada vez episodios más frecuentes de fuertes lluvias en puntos muy localizados que convierten a los barrancos en una amenaza mayor que el propio río. La primera fase fue financiada por la dirección general del Agua mientras que la segunda la ejecutada Aguas de Valencia, empresa concesionaria del servicio de agua potable en la ciudad, con cargo a la partida de inversiones de la contrata.

Tres pluviógrafos informarán en tiempo real de la cantidad de lluvia para gestionar las compuertas

Francesc Tordera explicó que una de las restricciones que impuso en su día la Confederación Hidrográfica del Júcar para autorizar la construcción del canal fue que no incidiera sobre el Casella ya que estos barrancos desaguaban con anterioridad en dirección al río, por lo que una crecida del barranco de la Casella obliga a cerrar la compuerta de desagüe del Canal de les Basses.

Tordera anunció la previsión de instalar tres pluviógrafos para conocer el volumen de precipitaciones en tiempo real y poder gestionar la compuerta del canal. Según expuso, uno de estos instrumentos de medición se ubicará en el Barranc de l’Estret y el de la Casella, una cuenca «diez veces superior» a la que recoge el canal; otro en el tramo medio de estos torrentes y el tercero en el canal interceptor. Todos estos flujos confluyen en el barranco de la Casella. La CHJ tiene previsto acometer la ampliación del curso bajo, mientras se busca una solución para ampliar el Pont de Xàtiva, actualmente un cuello de botella en caso de crecida.

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