Los agricultores que no pueden ir a trabajar: «El daño ya estaba hecho»

El granizo caído durante el martes en Alfarb destrozó los cultivos de caquis

La crecida del río Magro impide el acceso a los campos

Manolo Sanz en su campo de Alfarb, arrasado por la crecida del río Magro.

Manolo Sanz en su campo de Alfarb, arrasado por la crecida del río Magro. / Redacción Levante-EMV

Alfarb

Alfarb y sus pueblos vecinos siguen sufriendo las consecuencias del desbordamiento del río Magro. Manolo Sáez, un agricultor de esta localidad de la Ribera Alta, no puede acceder a su campo de caquis porque el río se ha comido gran parte de su parcela y del camino. Sin embargo, como él mismo afirma, «el daño ya estaba hecho»: el granizo caído durante la primera fase de la DANA este martes ya había arrasado con los cultivos.

Su campo se encuentra (o encontraba) a orillas del río Magro, en el margen más cercano al pueblo. El río le ha ganado unos diez metros de terreno, con lo que ha perdido dos filas enteras de caquis. Con el corrimiento de tierras que ha ocasionado el agua, Manolo puede acceder a pie a su campo, pero no con coche ni tractor, lo que imposibilita los trabajos.

De todas maneras, estos trabajos ya son una lucha perdida para este agricultor jubilado de Alfarb: el pedrisco que cayó el martes ya había destrozado los caquis por recolectar. «Está todo deshecho, hecho polvo, la piedra dejó todas las calles y los campos blancos».

El río Magre se desborda a su paso por Alfarb

Su campo tiene una extensión de aproximadamente una hanegada y media. La crecida del río Magro ha inundado todo el terreno y ha dejado más de medio metro de barro que ahora entierra el tronco de los árboles. De poco sirve la acequia en estos momentos, también llena de barro que se está solidificando. «Ya no quiero recuperar lo que he perdido, pero quiero por lo menos poder hacer un entrador para poder acceder y trabajar», comenta.

Manolo explica a Levante-EMV que el pueblo, cuyas calles están empinadas, «se ha salvado, aunque nos quedáramos sin agua y sin luz». Sin embargo, «el verdadero desastre han sido los terrenos próximos al río, que se han inundado y perdido», concluye. Está a la espera de ser atendido por el seguro para poder empezar a retirar los caquis dañados por el granizo y sanear su campo.

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