Vecinos de Algemesí: "En el barrio del Raval se podía cultivar en la calle, el barro ya era tierra"

La llegada de más máquinas y de «casi más voluntarios que vecinos hay» acelera el retorno a la normalidad de una de las zonas más vulnerables de Algemesí

Retirada de los montones de barro acumulados ayer en el Raval.

Retirada de los montones de barro acumulados ayer en el Raval. / Levante-EMV

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

El proceso de recuperación de los municipios afectados por la devastadora DANA del pasado 29 de octubre es lento y costoso. Resulta complicado avanzar al ritmo al que desearían las administraciones locales y los damnificados. Las labores de limpieza están más cerca del final en unos lugares que en otros. Entre aquellos donde todavía queda mucho trabajo por hacer es el barrio del Raval de Algemesí, donde la llegada de más maquinaria y de voluntarios se ha recibido con gran alegría entre los vecinos. 

El de ayer fue, de hecho, un día muy intenso. A pesar de que el ayuntamiento ha restringido la circulación en la ciudad durante el fin de semana ante la gran cantidad de voluntarios que esperaba recibir, estos encontraron la forma de mantener su colaboración. «Tenemos casi más personas de fuera que vecinos. Hay gente de todas partes. De Tarragona, de Madrid, de Murcia o de Santander», explicaba a Levante-EMV Adela, vecina del barrio, que añadía a continuación: «Y menos mal, porque en nuestras calles se podía ya cultivar cualquier cosa, el barro se endurecía y ya era tierra».

Los voluntarios limpian algunas calles del Raval.

Los voluntarios limpian algunas calles del Raval. / Levante-EMV

Los voluntarios limpiaban las calles, repartían comida o ayudaban en otras tareas. Otros, especialistas, ayudaban a los vecinos a reparar las averías eléctricas que todavía existían en algunos domicilios. «En algunas casas, la luz o el agua no se ha podido recuperar hasta nueve días después de la inundación. Aquí, la primera ayuda que recibimos fue la de nuestras propias familias y, luego, llegaron los voluntarios, a los que estamos enormemente agradecidos», comentaba. De hecho, de los balcones de varias viviendas cuelgan sábanas con mensajes de gratitud.

Igualmente, los vecinos del Raval se recuperan, poco a poco, de la conmoción. «Algunas casas están junto al río. Yo cuando vi cómo crecía el agua le envié un mensaje a mi hermana diciendo que pensaba que de esta me moría y luego estuvimos dos días incomunicados», recordaba.

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