Los expertos estiman que la inundación que sufrió Algemesí solo es probable una vez cada 500 años

Atribuyen menos de un 1 % de posibilidades a una riada del Magro que anegue el casco urbano

«Ha roto todos los esquemas», admite el alcalde

Una grúa retira un vehículo en Algemesí.

Una grúa retira un vehículo en Algemesí. / Agustí Perales Iborra

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

Alzira

Menos de un 1 %. Es la probabilidad que el Plan de Actuación Municipal ante el Riesgo de Inundaciones de Algemesí le otorgaba a una riada ocasionada por el Magro que anegase por completo el casco urbano. «Ha roto todos los esquemas, una como esta solo pasa a quinientos años vista», comenta al respecto el alcalde de la ciudad, José Javier Sanchis.

Como ya adelantó Levante-EMV, el Plan de Acción Territorial de carácter sectorial sobre prevención del Riesgo de Inundación en la Comunitat Valenciana (Patricova), que define las zonas más indefensas frente a estos fenómenos meteorológicos, ni siquiera incluía el casco urbano de Algemesí entre las zonas de mayor riesgo. El documento municipal, que también recoge información del Patricova, lo sitúa en los niveles más bajos.

A lo largo de las dos últimas semanas, son varios los testimonios recogidos por este periódico que mostraban su perplejidad ante lo sucedido, pues la ciudad había registrado daños menores en las inundaciones más importantes que sufrió la Ribera a finales del pasado siglo. Ni la pantanda de 1982 ni la riada de 1987 anegaron las calles de Algemesí como sí lo hizo el Magro el pasado 29 de octubre.

A la singularidad de la catástrofe, Sanchis añade una «evidente falta de coordinación entre las administraciones». «Sabíamos que el río venía muy lleno, ya desde el mediodía y por eso se realizaron acciones preventivas en el margen derecho. Pero nadie nos avisó de que se desbordaría por el otro costado y afectaría a la población, nos enteramos cuando ya teníamos el agua en las calles y resultaba imposible alertar a la población, ni siquiera por un sistema de megafonía que ni existe, como algunas personas reclamaban», manifiesta Sanchis. 

Retirada de barro de un garaje.

Retirada de barro de un garaje. / EUROPA PRESS

Desembalse de Forata

El alcalde insiste, igualmente, en que la crecida vino motivada por el desembalse de la presa de Forata: «Se liberó agua, porque así se refleja en las métricas. Aquí llegó como una ola con mucha fuerza. Seguramente, no haberlo hecho habría supuesto un mayor peligro, pero si nos hubiesen alertado, habríamos podido anticiparnos mejor. Era imposible decirle a la gente qué iba a pasar si lo desconocíamos». La Confederación Hidrográfica del Júcar, por su parte, sostiene que alertó a las autoridades de protección civil.

Al respecto, Sanchis reclama a las administraciones superiores una mejora en la gestión previa a las emergencias para reducir la peligrosidad de futuros fenómenos meteorológicos, aunque sean de menor gravedad. «No se puede ir contra la naturaleza, pero podemos y debemos trabajar conjuntamente para minimizar las consecuencias en el futuro», insiste. Asimismo, sostiene: «Quizás, en un primer momento, no se lanzaron mensajes que generasen demasiada alarma entre la población. Está claro que no se puede paralizar el mundo cada vez que llueve, pero sí hay que actuar cuando se tiene una fuerte convicción de que la alerta es real». 

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