«Hay que volver a planificar con urgencia obras que permitan retener avenidas»

El decano del colegio de ingenieros de Caminos lamenta que la población ha perdido «la cultura del riesgo» y reclama infraestructuras hidráulicas «clásicas»

"Las actuaciones de renaturalización y ambientales son importantes, pero no solucionan el problema"

El decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Xavier Machí, este viernes, en Algemesí

El decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Xavier Machí, este viernes, en Algemesí / Perales Iborra

Alzira

“Falta conciencia ciudadana y la cultura del riesgo de dónde se está viviendo que sí existía antes”. “Hay que mejorar los sistemas de información y los instrumentos de aviso aprovechando la inteligencia artificial para poder tomar decisiones más rápidas”. “Cuando ves una riada así te das cuenta de que las correcciones ambientales, los trabajos de renaturalización… son complementarios, pero lo importante es hacer obras hidráulicas que puedan retener ese volumen de agua y la punta de caudal como ha hecho Forata. Si no está Forata, la inundación hubiera llegado a Alzira”.

Las reflexiones son del decano del Colegio de Ingenieros de Caminos de la Comunitat Valenciana, Xavier Machí, vecino de Algemesí y perfecto conocedor de la cuenca del Xúquer por los estudios de inundabilidad realizados en su larga trayectoria profesional. También ha resultado afectado por una inundación “que ha superado con mucho el periodo de retorno de 500 años que se suele calcular al diseñar las infraestructuras”, estima a falta de datos más concretos, aunque los daños sufridos son reducidos en una vivienda que ya situó por encima de la cota de la riada de 1987 “pensando en el Xúquer, no en el Magro”.

La sirena que sonaba en el ayuntamiento

Machí tiene claro que si las lluvias torrenciales registradas en la cabecera del Magro en Turís se hubieran producido en Moixent, el Serpis o Sant Vicent del Raspeig se hubiera inundado Alzira, Gandia o Alicante, respectivamente, y echa en falta la “cultura del riesgo” que sí tenía la población no hace tantos años. “Hay que preguntarse si los ciudadanos son conscientes de su vulnerabilidad, de que allí donde tienen su vivienda hay un riesgo de inundación en caso de crecida. Cuando yo era pequeño había una sirena en el ayuntamiento que avisaba. La última vez que la escuché sonar fue en 1989 y fui a ver el río. Y en mi casa, cuando yo era pequeño y se oía la sirena, la costumbre era poner todas las cosas de valor encima de la mesa porque había una concienciación ciudadana, una cultura del riesgo que se ha perdido”, comenta Machí, mientras subraya que se sigue construyendo en zonas como el polígono industrial Carretera de Albalat de Alzira o la partida dels Tolls, “con un riesgo tremendo”.

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Óscar García

Una segunda reflexión de Machí apunta a los fallos en el proceso de alerta a la población. “Cuando sacas el barro de casa o de algún inmueble familiar piensas por qué no se aviso a tiempo”, comenta. En su caso, relata, esa misma tarde se desplazó a València y regresó sobre las 17,30 horas. “Si hubiera sido un poco más tarde me hubiera cogido porque no sabía nada”, incide. De hecho, su esposa se vio sorprendida “por el agua marrón de riada” y no pudo llegar a casa esa tarde. Le llamó por teléfono para avisarle y no daba crédito del desbordamiento del Magro con ese nivel.

Recurrir a la inteligencia artificial

El decano del Colegio de Ingenieros de Caminos recuerda que, tras la pantanada de Tous, se implantó por toda España el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) que ofrece datos de caudales, pluviometría… pero, advierte Machí, “hace falta más información”. “Se necesita una instrumentación complementaria al SAIH, informar a la gente rápidamente, tener más puntos de información que permitan tomar una decisión en dos horas”, señala, mientra aboga para recurrir a la inteligencia artificial para procesar esa información.

"Esto es una guerra y cuando un río viene como ha venido el Magro solo te queda mirar con temor e impotencia”

Por último, plantea la necesidad de revisar proyectos de protección aparcados o descartados, realizar un nuevo estudio y, sobre todo, planificar actuaciones “con urgencia, lo antes posible”. Xavier Machí considera necesario realizar obras que puedan retener caudales en caso de lluvias torrenciales. “Hay que planificar rápidamente, revisar todo lo que se ha proyectado y estudiarlo para buscar soluciones acordes a la situación en la que nos encontramos, porque sistemas urbanos de drenaje sostenible, la renaturalización de espacios… todo es importante, pero no solucionan el problema, se soluciona con obra hidráulica clásica”, señala.

Recuerda que en los planes de defensa de la Ribera se llegaron a planificar tres presas de protección, de las que en estos momentos únicamente se contempla la de Montesa para regular los caudales del Cànyoles, que desemboca en el Albaida, uno de los afluentes del Xúquer más problemáticos en caso de crecida. “Se descartaron no sé si por dificultades técnicas o económicas la de Estubeny en el Sellent y la del Magro en el Marquesat. Hay que repensarlo, replanificarlo todo de forma urgente. Esto es una guerra y cuando un río viene como ha venido el Magro solo te queda mirar con temor e impotencia”, señala Machí.

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