Algemesí busca realojar a vecinos del Raval ante la previsión de derribar sus casas
Técnicos del ayuntamiento estudian los daños estructurales en las viviendas más cercanas al río Magro: «Hay casas que presentan peligros»
La avenida de Carlet, en el barrio del Raval de Algemesí, se encuentra prácticamente desierta un mes después de la trágica dana. Casi no circulan vehículos ni viandantes por esta zona de la localidad, que, aunque aparentemente está limpia, todavía cuenta con muchos daños que reparar. Cerca de una decena de viviendas de este barrio, el más cercano al río Magro, se encuentran precintadas por la Policía Local, por lo que sus vecinos y vecinas han tenido que abandonarlas y buscar una alternativa habitacional tras las inundaciones del pasado 29 de octubre, que golpearon con fuerza este barrio separado por las vías del tren del resto de la ciudad.
Al pasear por la zona se puede observar como muchas de estas casas se encuentran prácticamente al descubierto, ya que las paredes fueron derribadas por la fuerza del agua, que superó el metro y medio de altura en algunas zonas. En el suelo todavía se pueden apreciar algunos cascotes que cayeron durante aquella noche, mientras que los restos que siguen en pie podrían desprenderse en cualquier momento. «El agua iba pasando de casa en casa con mucha fuerza agujereando las paredes y llevándose consigo muchos de los objetos que recogía a su paso. Además, muchos muros eran derribados por los propios coches que se encontraban en el interior o que eran arrastrados desde la calle», explica una de las vecinas afectadas del Raval, que indica que todavía conserva en su mente el ruido del agua que circulaba por las calles aquella jornada. Cualquier curioso puede descubrir cómo era el interior de muchas de estas casas, que aún contienen lodo y muebles inservibles. Llama la atención imaginar cómo podría ser la vida en el interior de estas casas ubicadas en este barrio humilde, muchas de las cuales posiblemente desaparecerán en los próximos meses. Sin embargo, algunos de los propietarios se resisten a huir del lugar, a pesar del peligro que supone y que ya les han trasladado desde el consistorio.
Durante los últimos días, el arquitecto y técnicos municipales han visitado estas casas para valorar los daños, sobre todo estructurales. El alcalde de la localidad, José Javier Sanchis, ha reconocido a Levante-EMV que «hay algunasviviendas que ya han sido inspeccionadas y presentan peligros, pero estamos esperando los informes». El consistorio estudia la posibilidad de realojar a las familias afectadas en otras viviendas de la localidad, puesto que probablemente tendrán que ser derribadas, ya que presentan problemas estructurales. Actualmente, muchos de estos vecinos viven en los hogares de familiares o amigos, pero Sanchis recalca que «esto es una solución temporal, por lo que hay que encontrar un lugar en el que puedan residir». En este sentido, el ayuntamiento está analizando cada una de las casas y edificios del municipio para conocer su estado. El mayor peligro se encuentra en el barrio del Raval, ya que es la zona más cercana al río y, además, residen las familias con menos recursos.
Triana Alonso es una de las vecinas que ha sido desalojada de esta calle. Señala que el propio arquitecto municipal le indicó que no había daños en la vivienda, pero, en sus palabras, «Servicios Sociales me explicó que todas las casas de esta zona están en situación de derribo». Ante esta situación, la damnificada busca otra alternativa. «Estamos con la incertidumbre porque tenemos miedo de entrar y que caiga alguna parte de la vivienda», lamenta Alonso, quien añade que «los afectados tampoco podemos invertir el poco dinero que tenemos en reparar las casas si probablemente las vayan a derribar».
Aunque todavía no existe una fecha de derribo, esta vecina lamenta que «no sabemos qué hacer». «Nadie ha venido a ayudarnos ni a darnos explicaciones», concluye.
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