El tornado arrasó 480 olivos de un solo campo en Turís: «Había troncos retorcidos»

La plantación tenía 489 árboles de seis años, de los que apenas han quedado unos pocos

«La primera sensación es de pena, pero después decides que cuando se pueda hay que volver a plantarlo»

Varias tiras de oliveras derribadas por el tornado en el campo de Quiles.

Varias tiras de oliveras derribadas por el tornado en el campo de Quiles. / Levante-EMV

La sucesión de tornados que vivió la Ribera en la trágica jornada del 29 de octubre dejó su huella en la trayectoria de cada uno de ellos y, en el caso del que recorrió parte del término municipal de Turís, se llevó literalmente por delante una plantación de alrededor de 480 olivos de seis años en un campo de 24 hanegadas en la partida del Regaixo, en la carretera de Turís a Picassent. «La primera sensación al verlo era de pena, porque era espectacular ver cómo había quedado, un desastre, pero pasado ese primer momento dijimos que cuando podamos, hay que volver a plantarlo otra vez y seguir adelante», relata el propietario de los olivos, Fernando Quiles, que destaca el contraste de ver los campos de los alrededores «prácticamente intactos».

Su suegro, Juan Soucase, que se encarga de supervisar la gestión del cultivo, detalla que en 2018 se plataron en este campo 489 olivos de los que, tras pasar el tornado, apenas quedan en pie «siete u ocho». En uno de ellos, los efectos del fuerte viento provocaron que las gomas del riego por goteo quedaran enrolladas en un tronco: «Le daba dos vueltas», relata.

Un tramo del campo en la que la mayoría de árboles han desaparecido. Al fondo, olivos derribados por el tornado.

Un tramo del campo en la que la mayoría de árboles han desaparecido. Al fondo, olivos derribados por el tornado. / Levante-EMV

Una tira de olivos centenarios «más consistentes», apostilla Quiles, ubicada en un lateral de la parcela se ha salvado. No obstante, detalla que muchos de los olivos del resto del campo «han desaparecido». El propietario de esta parcela comenta que tuvo conocimiento por su suegro y por la prensa de los efectos del tornado en este campo. «Al cabo de unos días pude ir a verlo, era espectactular, habían desaparecido muchísimas oliveras, que estaban en los campos que hay al lado del mío, otras tenían como el tronco retorcido, sin que el tornado las hubiera llegado a arrancar, y otras estaban tumbadas, pero no todas en la misma dirección, unas hacia un lado y otras hacia otro», explica Fernando Quiles, mientras incide, «había zonas del campo en las que no queda ningún árbol».

La dana del 29 de octubre no sólo provocó la mayor catástrofe natural en la provincia de València, con decenas de pueblos inundados en las comarcas de l’Horta Sud y la Ribera principalmente y más de 200 fallecidos, sino que en el caso de esta última dejó una sucesión de fenómenos meteorológicos entre los que destacan los tornados.

Los expertos han identificado hasta once tornados en una amplia franja de terreno entre Benifaió y Turís, que dejaron graves daños en el polígono industrial de Carlet o el casco urbano de Alginet, donde rachas de viento de hasta 136 km/h causaron estragos en el polideportivo, así como en partidas rurales de otros municipios como Llombai. Uno de los tornados llegó a recorrer hasta 6,5 kilómetros, derribando torres de luz a su paso.

Récord de lluvia en Turís

Por otra parte, un observatorio meteorológico que se encuentra cerca del campo de olivos arrasado marcó en la dana un récord de lluvia con acumulados de 771,8 l/m2 en un día y puntas de 186,4 litros en solo una hora, un máximo histórico en España, según ha confirmado la agencia estatal Aemet.

Uno de los tornados captados en la Ribera el 29 de octubre.

Uno de los tornados captados en la Ribera el 29 de octubre. / Levante-EMV

La dana ha cambiado el paisaje rural de Turís, donde el término municipal se ha visto tremendamente afectado por las inundaciones con daños en cultivos, caminos y, sobre todo, infraestrufcturas de riego. Quiles comenta que su suego, que es agricultor profesional, se quedó sorprendido y «con mucha pena» al ver el estado en el que había quedado «un campo que estaba muy bonito porque en pocos años habían crecido muchos los árboles y estaba muy bien cuidado».

Detalle de olivos arrancados por la fuerza del viento.

Detalle de olivos arrancados por la fuerza del viento. / Levante-EMV

«Lo que hay que hacer ahora es recogerlo, triturarlo o quemarlo, ver los tiempos en los que podemos hacer las cosas para volver a plantar las oliveras en el momento más adecuado», incide Fernando Quiles.

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