La resiliencia de los últimos voluntarios de Algemesí

Tres meses después de las inundaciones, un grupo de personas de distintos puntos de España sigue ayudando a los afectados. Sus tareas se centran principalmente en gestionar las donaciones de muebles y electrodomésticos.

Un grupo de voluntarios en una de las múltiples labores que realizan en Algemesí.

Un grupo de voluntarios en una de las múltiples labores que realizan en Algemesí. / Levante-EMV

Saray Fajardo

Saray Fajardo

El 29 de octubre el reloj se paró en muchos municipios de la provincia de Valencia. La trágica dana destrozó la vida de miles de familias de las comarcas de la Ribera y l'Horta que vieron como sus recuerdos desaparecían entre el lodo y el agua. Tres meses después, muchos damnificados han intentado recuperar la normalidad o, al menos, una parte de ella. La presencia de voluntarios desde el primer momento ha sido fundamental para iniciar esa esperada reconstrucción. Muchos de ellos estuvieron presentes durante las primeras semanas, pero tuvieron que abandonar las labores para regresar a la rutina. Sin embargo, otros han podido compaginar sus tareas con las labores de voluntariado y, por lo tanto, han decidido continuar ayudando a estos vecinos afectados más de 90 días después de las inundaciones. "Estaremos hasta que podamos, ya que se ha convertido en un compromiso moral", reconoce Alma López, una vecina de Alcoi, que se desplaza semanalmente hasta Algemesí para ayudar a los afectados por el desbordamiento del río Magro.

López acudió por primera vez a esta localidad el 3 de noviembre junto a un grupo de amigos. "Fuimos un poco a la aventura. Acudimos con palas y cubos para ayudar a limpiar porque no sabíamos qué nos íbamos a encontrar, pero vimos un camión con suministros y nos pusimos a descargar ropa, comida y productos básicos para los residentes", recuerda. A esta joven aquella ayuda le supo, en sus palabras, "a poco". "Necesitaba ayudar más", explica. Por ello, esta voluntaria regresó a Alcoi y se puso a buscar una furgoneta prestada para repartir los enseres necesarios a los vecinos. Durante varios días, estuvo recogiendo productos en Alcoi, que posteriormente repartía en Algemesí. Desde aquella primera visita, López acude cada semana a la localidad para prestar ayuda. En uno de esos viajes, conoció a otros voluntarios que se estaban alojando en el pabellón municipal. Decidió unirse a ellos para organizar mejor las tareas y saber qué necesitaban exactamente los afectados.

López explica que las necesidades han cambiado en la localidad durante estos tres meses. Aunque en un primer momento se centraron en retirar el lodo y los enseres inservibles y, sobre todo, en repartir comida, ya que los comercios estaban cerrados, ahora su trabajo se centra en rehabilitar las viviendas con los muebles y electrodomésticos que recogen desde distintos puntos de España. Además, algunos pintores y albañiles voluntarios prestan sus servicios a los afectados.

Aunque no es la única persona que sigue ayudando en esta localidad, lamenta que el voluntariado "se ha vuelto inexistente durante estas semanas". En sus palabras, esto se debe a que los presentes deben costearse los desplazamientos y algunos gastos como el alojamiento o las comidas. En su caso, calcula que los costes económicos ascienden a los 700 euros "sólo en gasolina". "Se ha vuelto más complicado porque nos encontramos con limitaciones económicas y de tiempo", denuncia López, quien reconoce que la presencia de voluntarios disminuyó cuando terminaron las fiestas de Navidad, ya que muchos tuvieron que regresar a sus domicilios. La granadina Núria Andrade fue una de ellas.

Andrade ha estado ayudando desde el 3 de noviembre. Sin embargo, tuvo que volver a Granada el 8 de enero. "Me tuve que volver a casa porque no teníamos donde estar y necesitaba retomar mi rutina", explica esta voluntaria. Ahora se encarga de las labores logísticas y se reúne de manera telemática con el resto de voluntarios para atender las necesidades. "Me encargaba de los puntos de suministro, pero cerraron. Ahora estoy todo el día conectada para gestionar lo que nos va llegando", indica esta voluntaria, quien reconoce la labor de todas las personas que brindaron su ayuda. Ambas reivindican que "los que vinimos a ayudar, hemos llegado donde no han llegado las instituciones". A pesar del gran trabajo realizado, reconocen que "faltan manos para poder entregar todas las donaciones y, sobre todo, manos especializadas para realizar tareas concretas".

Esta voluntaria recuerda que en Algemesí son muchas las familias afectadas que necesitan este tipo de servicios, ya que no disponen de suficientes recursos económicos para costear todos los daños. A pesar de las distintas dificultades que los voluntarios se han encontrado durante este camino, reiteran que no dejarán de prestar ayuda. "Nos hemos convertido en una familia. Estaremos hasta que la gente recupere su vida y pueda disfrutar de su casa en condiciones", concluye.

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