La presión de las megaplantas fotovoltaicas se diluye en la Ribera

El Gobierno descarta en menos de dos años tres de los macroproyectos previstos en la comarca: uno en Catadau, otro en Carcaixent y el último en Sumacàrcer

Entre los tres superaban las 600 hectáreas

Una de las macroplantas rechazadas se proyectaba sobre terrenos del Realenc.

Una de las macroplantas rechazadas se proyectaba sobre terrenos del Realenc. / Vicent M. Pastor

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

Alzira

El mapa de la Ribera Alta se ha convertido, en los últimos años, en un lienzo en blanco sobre el que diversas empresas han diseñado grandes plantas fotovoltaicas. La necesidad de un cambio de modelo energético ha inspirado numerosos proyectos que, en muchos casos, se han encontrado con un gran rechazo social ante la enorme cantidad de territorio que abarcaban. Algunos de ellos se han topado, también, con la negativa de las administraciones. En menos de dieciocho meses, se han descartado tres de las centrales de mayor tamaño. 

Por orden cronológico, el Gobierno descartó a finales de 2023 la megaplanta fotovoltaica de 80 MW que se diseñó sobre algo menos de doscientas hectáreas que ocupaban no solo terreno rural, sino también del paraje de las Pedrisses de Catadau y de la Garrofera de Alzira. Sin embargo, otros dos proyectos de cierta envergadura mantienen viva la vía administrativa. Uno de ellos se encuentra muy cerca del ya rechazado y afecta también a los términos municipales de Catadau y Alzira. El segundo cuya tramitación sigue en marcha se ubica en Catadau y Llombai. Además, la localidad del Marquesat también podría acoger una central de menor tamaño que va ligada a la construcción de una subestación en la conocida como Sima de Baldo, de la que dependen el resto, pues es donde descargarían la energía producida.

En pleno monte

Antes del pasado verano, el Gobierno también bloqueó la central que se proyecta en Carcaixent. Se contemplaba una macroplanta con una potencia de 80 MW en plena montaña del Realenc. Tanto el ayuntamiento como la ciudadanía, que se coordinó a través de la plataforma Salvem el Realenc, presentaron alegaciones contra unas instalaciones que, pese a haberse modificado su ubicación durante el proceso administrativo, pretendían abarcar unas doscientas hectáreas de monte. Incluido suelo del querido paraje de la Bosarta.

Como informó Levante-EMV, el último de los grandes proyectos que no ha superado el procedimiento administrativo pertinente es el que iba a realizarse en 250 hectáreas de la partida de l’Alt, en Sumacàrcer, aunque también ocupaba terrenos de la localidad vecina de Navarrés. El proyecto ha sido anulado tras recibir tres informes negativos por parte del ayuntamiento de Sumacàrcer, la Dirección General de Medio Natural y Animal de la Generalitat Valenciana y el Servicio de Gestión Territorial de la Generalitat, que consideraban que la planta no era viable.

Prudencia

Aunque el descarte de los tres proyectos ha sido bien acogido por parte de los colectivos ciudadanos que se han manifestado activamente contra su ejecución, la prudencia se impone porque otras macrocentrales siguen su tramitación. Aunque, también, «porque nunca se puede descartar del todo mientras no exista una legislación concreta para proteger el territorio», apuntan fuentes de la Coordinadora Valenciana por una Ubicación Racional de las Energías Renovables, que aglutina a decenas de asociaciones cívicas contrarias a la proliferación de macroplantas solares.

«Todo lo que es un modelo macro supone un problema para el territorio. Además, hay que tener en cuenta que a las macroplantas les seguirán macroinstalaciones de almacenamiento, porque toda la energía producida no se puede consumir», expone el colectivo, que concluye: «El camino más respetuoso con el planeta y las sociedades es el de generar municipios autosuficientes, a través de suelos degradados y cubiertas, pero eso no es un negocio. Si para generar una energía alternativa a las fósiles destruimos millones de metros cuadrados de suelo fértil, nunca frenaremos el problema del cambio climático». 

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