El municipio que más veces cambia de nombre: De Villanueva de Castellón a Castelló y viceversa

La localidad de la Ribera Alta ha recibido cuatro denominaciones distintas desde 1982 y ninguna de las fórmulas utilizada ha generado un consenso absoluto

Un rótulo del centro histórico muestra la denominación «Castelló» que rechaza el TSJ.

Un rótulo del centro histórico muestra la denominación «Castelló» que rechaza el TSJ. / Agustí Perales Iborra

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

Alzira

Ni Castelló. Ni Villanueva de Castellón. Ni Vilanova de Castelló. Ni Castelló de la Ribera. Ninguno de los cuatro nombres que ha recibido esta localidad de la Ribera Alta desde 1982 ha logrado alcanzar un consenso tan amplio que zanje un debate que, aunque ha languidecido por momentos, se ha reabierto tras la sentencia del Tribunal Superior de Justícia de la Comunitat Valenciana que anulaba el decreto 112/2020, por el que el Consell aprobaba como denominación oficial Castelló. Como la novela de Michael Ende, es la historia interminable.

Para encontrar el origen del debate hay que echar la vista cuatro décadas atrás. En los primeros años de democracia se abrieron procesos de normalización de topónimos que buscaban que pueblos valencianos tuviesen, como denominación oficial, un nombre en la lengua autóctona. El ayuntamiento que encabezaba en 1982 el socialista José Benetó impulsó el cambio de Villanueva de Castellón a Vilanova de Castelló. Dicha nomenclatura ya se encontró con el rechazo del TSJCV al no contar con un informe favorable de la Real Academia de Historia. Algo más de una década después, fue la corporación que lideraba Antoni Vizcaíno (Esquerra Unida) la que promulgó la denominación Castelló de la Ribera. El Consell que presidía Joan Lerma lo aceptó. No ocurrió lo mismo con un sector de la población. Aquella decisión generó un clima de crispación que acabó en una fractura social que se arrastra hasta la actualidad. No son pocos los vecinos que reconocen que, todavía hoy, son muchas las familias que no se hablan desde entonces.

Nombre en castellano

Cuatro años más tarde, de nuevo la Justicia resolvió al respecto. Tras el recurso presentado por el autodenominado Col·lectiu de Veïns Pro-Referèndum y el allanamiento del Consell presidido por Eduardo Zaplana, se reinstauró la forma castellana Villanueva de Castellón. Durante los mandatos de Alfred Gregori (EU), el consistorio intentó, sin éxito, que la localidad tuviese una denominación valenciana. Llevó el pleito hasta el Tribunal Constitucional, sin embargo, cuando el Partido Popular accedió al poder en el año 2011, el ayuntamiento retiró el recurso.

Un grupo de vecinos pasea por junto al parque de l'Estació.

Un grupo de vecinos pasea por junto al parque de l'Estació. / Agustí Perales Iborra

Fue con la llegada a la alcaldía de Òscar Noguera (Compromís) en el año 2015 cuando se recuperó la intención de valencianizar el topónimo para aprovechar que el clima de tensión del pasado ya no era tal. Tras las fórmulas fallidas de Vilanova de Castelló y Castelló la Ribera, el consistorio se decantó por utilizar, simplemente, Castelló después de que Castellón de la Plana aprobara su denominación en valenciano sin renunciar a la referencia geográfico. La denominación formaba parte de la cultura popular para una gran parte de la población, que utilizaba dicho nombre de forma coloquial. Buena cuenta de ello dan los numerosos rótulos de carreteras y accesos a la población en los que «Villanueva de» y la «n» final de Castellón han aparecido tachados a lo largo de los años. El consistorio empezó a utilizar dicha nomenclatura de forma oficiosa hasta que, en el año 2019, el pleno aprobó el cambio oficial.

Un año más tarde, y con el aval de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, el Consell presidido por el castellonense Ximo Puig aprobó que la localidad de la Ribera pasara a llamarse Castelló, al entender que era una denominación oficial que estaba libre, pues las otras poblaciones que compartían nombre tenían uno compuesto: Castelló de la Plana, Castelló de Rugat o Castelló de la Conquesta. 

Otro pleito

Sin embargo, el Ayuntamiento de Castelló de la Plana recurrió la decisión y, más de cuatro años después, el Tribunal Superior de Justícia de la Comunitat Valenciana le ha dado la razón y ha anulado el cambio al considerar que da lugar a confusiones. Al respecto, la Sección Cuarta de la Sala de lo Contencioso-Administrativo ha tenido en cuenta, por ejemplo, los casi quinientos registros de entrada del consistorio ribereño que deberían haberse tramitado en el de la Plana en apenas tres meses. También fue sonado del cónsul de Colombia en València, que, el pasado año, no acudió a su cita con el ayuntamiento castellonense al equivocarse y dirigirse a la Ribera tras seguir las indicaciones del GPS.

Cuatro denominaciones distintas en más de cuarenta años figuran ya en el historial de la localidad ribereña. A la espera de saber si el ayuntamiento recurre la sentencia, el TSJ obliga a recuperar el topónimo castellano, querido por unos y repudiado por otros. Lo mismo que sucede con el resto de alternativas. Aunque algunas generan más consenso que otras, ninguna pone de acuerdo a toda la población. El debate vuelve a abrirse. Si el criterio de los jueces se mantiene, Castelló vuelve a ser Villanueva de Castellón. Si será definitivo es ya otra cuestión

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