¿Por qué han aparecido tantas pequeñas medusas en las playas de Cullera y el Perelló?
Los expertos sitúan la dana y los temporales en el origen de la proliferación de estos organismos
Es un fenómeno normal a diferencia de que este año las rachas de viento y oleaje las han acercado a las costas

Ejemplares de «Velella velella» que aparecieron la semana pasada en Cullera. / Joan Gimeno
Las consecuencias de la dana parecen interminables. Miles de organismos gelatinosos de color azul intenso han cubierto la arena de buena parte de las costas de la Ribera Baixa. Se trata de ejemplares de «Velella velella», popularmente conocidas como «barquetes de Sant Pere», y los biólogos expertos han relacionado su aparición con la dana y los temporales de estas últimas semanas.
Estos organismos se han dejado ver estos días en las playas de Cullera y el Perelló, donde ya se ha procedido a su retirada, con la vista puesta en el turismo de Semana Santa. Lejos de ser una amenaza o un fenómeno inusual, su presencia es completamente natural y está relacionada con un proceso estacional que ocurre cada año. Sin embargo, expertos como el biólogo de la Universitat Politècnica de València, Miguel Rodilla, señalan que en esta ocasión el fenómeno ha sido más visible debido a la dana y a los temporales de las últimas semanas, que han arrastrado a estos organismos hasta la costa. Este biólogo descarta que su aparición se deba al aumento de la temperatura del nivel del mar o al cambio climático.
Las velellas no son medusas, aunque lo parezcan y sea habitual que la gente se refiera a ellas como tal. Son hidrozoos, una forma colonial compuesta por numerosos individuos diminutos que actúan como una unidad. Se desplazan flotando en la superficie del mar gracias a una estructura en forma de vela que las empuja con el viento y las corrientes.
«Una situación climática excepcional»
Su dieta se basa en el fitoplancton, cuya presencia aumenta notablemente a finales del invierno, cuando se incrementan las horas de luz solar y los nutrientes en el agua. Esta explosión de alimento estimula la aparición de diversos organismos planctónicos, como estas pequeñas colonias azules que habitan el Mediterráneo. «Este año hemos tenido una situación climática excepcional. La dana arrastró mucha materia orgánica hacia el mar, que ha aportado nutrientes para especies como la "Velella velella"», aclara Rodilla.

El Ayuntamiento de Cullera ya ha limpiado la playa del Dosser ante la aparición de «Velella velella» / Joan Gimeno
Normalmente, estos organismos permanecen en alta mar y pasan desapercibidos, consumidos por sus depredadores y solo percibidos por algunos pescadores. Pero este año la actividad meteorológica ha cambiado el guion. «Con los temporales recientes, el viento y el oleaje las ha arrastrado masivamente hacia la orilla», explica el biólogo de la UPV. «Ha sido un fenómeno generalizado en el litoral del sur de València y más visible que en otras ocasiones», añade.
No son peligrosas
A diferencia de otras especies similares como las carabelas portuguesas, las velellas no son urticantes ni peligrosas para los humanos. No representan ningún riesgo para la salud, aunque su acumulación en la arena puede resultar molesta. Al comenzar a descomponerse (algo potenciado por el sol que ha hecho estos días), generan un fuerte olor que, con la Semana Santa a la vuelta de la esquina, puede preocupar a los gestores de las playas.
Desde un punto de vista ecológico, lo mejor sería dejar que el mar las recupere, algo que podría suceder los próximos días ante la previsión de nuevas lluvias. La «Velella velella» es una fuente de materia orgánica que alimenta a muchos otros organismos como el caracol «Janthina janthina», que a menudo aparece pegado a la «barqueta de Sant Pere» y forma parte del equilibrio natural. No obstante, si el mal olor persiste y se convierte en una molestia para los usuarios de la playa, Rodilla no descarta su retirada.
También han aparecido en playas de Alicante, Murcia, Baleares y Catalunya, es decir, en buena parte del litoral mediterráneo. «Este fenómeno ocurre todos los años, pero no siempre las vemos. Esta vez han llegado a muchas playas a la vez y en cantidades muy grandes, por eso nos ha llamado tanto la atención», concluye Rodilla. No hay motivos de alarma: las velellas no son una amenaza, sino una señal de la vitalidad del mar en primavera.
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