Una artista de Algemesí convierte el barro de la dana en arte: "Quería contrarrestar tanta desolación con color"
La vecina del municipio expone junto a otros autores sus obras marcadas por el lodo en la Fundación Chirivella Soriano de València

La artista de Algemesí con una de sus obras. / Levante-EMV

"Aún estamos tratando de resurgir". Las palabras de la artista de Algemesí Gemma Alpuente se puede aplicar a cualquier persona que se vio afectada por la trágica dana del pasado 29 de octubre. A pesar de que las calles se encuentran completamente limpias y muchos vecinos han conseguido rehabilitar sus inmuebles y adquirir nuevos vehículos, la parte más sentimental y emotiva todavía intenta recuperarse de esta catástrofe.
El estudio de Alpuente se vio afectado por el barro y el agua. Muchas de sus obras, caracterizadas por un estilo pop muy personal a través del color, los registros visuales y la tridimensionalidad, resultaron dañadas, pero la artista ha convertido este dolor en arte.
La vecina de Algemesí ya expuso sus piezas rescatadas tras las inundaciones en la la Sala de Exposiciones Municipal Paulino Peris de Carcaixent hace unos meses. Ahora vuelve a mostrar sus cuadros en la exposición "Después de la dana. Poéticas de resiliencia", en la Fundación Chirivella Soriano. Junto a otros artistas de Picanya, Catarroja y Paiporta reflejan la memoria plástica de un drama sin precedentes a través del arte. Para los artistas, esta situación supone un punto de inflexión y se inicia un nuevo tiempo porque han encontrado en la adversidad el auténtico valor de la victoria, el estímulo para continuar.
Alpuente aborda, bajo el lema "Respirar a través del arte durante realidades convulsas", todo lo que vivió durante aquellos primeros días. "Desconocíamos la gravedad de lo que estaba sucediendo, a veces me siento con la obligación autoimpuesta de destacarlo porque no fue hasta la llamada que recibí de mi madre que decidí salir del estudio con la mentalidad de seguir trabajando desde casa con el ordenador", explica.

Alpuente junto a una de las obras. / Levante-EMV
"Tras un rodeo giré por otra calle y entonces lo vi. El agua dejaba su claridad tiñéndose de un color marrón que rodeaba mis piernas a la altura de los muslos, se comenzaba a transformar en barro y ya no veía donde pisaba", recuerda con angustia al tiempo que comparar la calle con "un río caudaloso".
Tras llegar a su casa e intentar retirar junto a su familia el agua que se estaba introduciendo en la vivienda, decidió subir a una zona más alta. "Acabamos siendo conscientes de que lo más inteligente que podíamos hacer consistía en subir a las plantas superiores aquello más valioso, aquello que desearíamos no perder en una situación así. Fotos, arte, recuerdos de la infancia/ juventud y algunos aparatos electrónicos fueron los que primero llenaron nuestras manos", explica.
La joven no podía dejar de pensar en sus obras que estaban en el estudio. "Pensaba que mis obras estaban apoyadas en el suelo, que todos mis materiales (la mayoría sensibles a la humedad) iban a quedar bajo el agua", afirma.
El día después
La realidad le golpeó el día posterior, cuando se dio cuenta de la magnitud de la tragedia y todo el trabajo que debía realizar. "Me puse unas botas de montaña y unos calcetines altos y salí de casa acompañada de mi padre, con una azada, intentando liberar parte de nuestro camino", indica. Ambos se dirigieron al estudio: "Conseguí abrir la persiana con el corazón en el puño, con los labios apretados, con miedo de mirar".
Allí se encontraba todo el material anegado de barro. Sabía que, en sus palabras, "era mi realidad y la aceptaba. Confiaba en mi capacidad de recuperar lo máximo posible". Agradece, a su vez, el trabajo de todos los voluntarios que se desplazaron hasta el lugar.
A pesar de la experiencia, reconoce que "el arte fue lo que convirtió la peor experiencia que he vivido, en algo mágico".
Alpuente documentó todo lo vivido durante esas semanas. "Mis vídeos se viralizaron y se empezaron a hacer eco de la situación cultural, de cómo el tejido artístico se estaba viendo afectado por la dana", lamenta.
"Pinté sin pensar, pinté sin esperar ningún resultado, sólo quería soltar, liberar, respirar a través del arte"
Primeras obras
Alpuente señala que tardó un tiempo en volver a recuperar su parte más creativa, pero quería que el arte fuera un elemento sanador y dejar constancia de todo lo vivido. "Me posicioné en el polígono, sobre la capa de barro cuarteada que recubría un descampado y estampé una loneta recuperada que unos días antes me había enviado una marca con la que trabajo", indica.
Añade: "Corté un fragmento de grandes dimensiones y pinté. Pinté sin pensar, pinté sin esperar ningún resultado, sólo quería soltar, liberar, respirar a través del arte. Sentirme libre, volver a sentirme yo". Por ello, no dejó de pintar. Esas obras, junto a algunas dañadas, son las que pretende mostrar en la exposición.
"Intenté recuperar todas las obras que puede, pero había muchas piezas en las que la humedad y los microorganismos tuvieron un efecto demasiado agresivo", denuncia. Sin embargo, decidió reconvertirles y darles una nueva vida. "Hice una pieza a partir de todo lo bueno para que me recuerde que, incluso, en las peores situaciones podemos elegir mirar a la vida por su lado bueno", concluye.
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