Una maleta para el primer viaje al mundo de la ciencia

El docente Enric Ramiro imparte talleres para los escolares de Alzira y apuesta por una educación integral, manipulativa y accesible

Señala la problemática de las facultades de Magisterio a la hora de aplicar la ciencia en las aulas

El profesor Enric Ramiro imparte un taller a alumnos de primaria en la biblioteca municipal de Alzira .

El profesor Enric Ramiro imparte un taller a alumnos de primaria en la biblioteca municipal de Alzira . / Emma Gómez Pastor

Alzira

«Hemos perdido el valor del aburrimiento. El aburrimiento es el núcleo de la ciencia», reflexiona Enric Ramiro Roca, docente de infantil, primaria, secundaria y licenciado y doctor en Geografía e Historia, mientras ordena sus instrumentos científicos (y no tan científicos, más bien, cotidianos) tras impartir un taller de experimientos para escolares en la biblioteca municipal de Alzira. Con su «maleta de la ciencia», este maestro reivindica una educación más manipulativa, curiosa y accesible.

El Ayuntamiento de Alzira, a través de la concejalía de Educación e Infancia, ha comenzado este año un plan piloto de divulgación de la ciencia en los centros escolares de la ciudad. El proyecto «La Maleta de la Ciencia» de Ramiro, premio al mejor material didáctico de toda España por la Universitat de València, pretende acercar esta disciplina a los hogares de los niños y las niñas a través de materiales cotidianos: «La maleta de la ciencia está hecha con objetos de casa: palillos, pajitas, botellas... ¡no hay excusa!», explica el maestro.

Escolares de Alzira atienden al taller de «La Maleta de la Ciencia» en la biblioteca municipal.

Escolares de Alzira asisten al taller de «La Maleta de la Ciencia» en la biblioteca municipal. / Emma Gómez Pastor

Aunque las bibliotecas son espacios tradicionalmente asociados a la literatura, Ramiro subraya la importancia de integrar la ciencia en estos entornos: «Las bibliotecas siempre se han considerado lugares de letras, de hidalgos, de caballeros, pero de ciencia, ni una», lamenta. Para él, las bibliotecas deben ser un espacio de formación integral, donde la ciencia y las humanidades convivan en equilibrio.

Este docente y divulgador científico también reflexiona sobre la pérdida del aprendizaje manipulativo en la infancia: «Antes, uno cazaba mariposas, saltaba acequias, tiraba piedras… Ahora no es que sea ni mejor ni peor, pero todo ha cambiado mucho», comenta. Para él, es esencial recuperar ese contacto con la experimentación directa y la curiosidad innata. «Lo que me interesa no es hacer un espectáculo, sino conectar con los niños, despertarles el gusanillo de la ciencia», confiesa.

El mundo acelerado en el que vivimos ha reducido la capacidad de asombro de los niños

Enric Ramiro Roca

— Docente especializado en ciencia

Y a esto no ayuda «el mundo acelerado en el que vivimos, que ha reducido la capacidad de asombro de los niños», critica. Y añade: «Hace falta aburrirse para pensar, crear, imaginar... solo en una sobremesa hay mil artilugios con los que podemos experimentar».

Por otra parte, existe una falta de referentes femeninos en la ciencia, algo que hace que muchas niñas se decanten por otro tipo de profesiones, como muchos estudios llevan reflejando desde hace años. En este sentido, el profesor ha detectado cierta brecha de género en la percepción de la ciencia. Al pedir a los niños que dibujen a una «persona científica», textualmente, la mayoría representa a un hombre. Sin embargo, preguntados por Levante-EMV sobre sus referentes en la ciencia, solo sale un nombre de la boca de una niña: Marie Curie. «Es mi científica favorita. Me ha gustado mucho hacer experimentos hoy porque son cosas que podemos hacer todos los días en casa y en el cole también», expresa la alumna.

Las facultades de Magisterio

Para Ramiro, la falta de interés por la ciencia tiene su origen en la formación de los futuros maestros. «En los institutos dicen que la culpa es de primaria, en primaria dicen que la culpa es de infantil y en infantil, de los padres. Pero el problema real es que muchos de los que forman a los futuros maestros en las facultades de Magisterio nunca han pisado un aula», critica.

El objetivo final de Ramiro es «ser prescindible», es decir, lograr que los propios maestros incorporen la ciencia a su día a día sin depender de iniciativas externas. Su trabajo deja claro que la ciencia y las letras no deben ser caminos separados, sino partes esenciales de una educación integral.

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