Entrevista | Enric Juan Redal Historiador experto en Semana Santa

«El trabajo anónimo de las mujeres contribuyó a preservar los doseles de Alzira a lo largo de seis siglos»

El historiador reflexiona sobre el origen de las estructuras artísticas y el papel de las cofradías y sus familias en la transmisión de la tradición

Enric Juan Redal, historiador.

Enric Juan Redal, historiador. / Levante-EMV

Alzira

Los doseles que las cofradías de Alzira elaboran cada año son una de las manifestaciones más emblemáticas de la Semana Santa en esta localidad. Declaradas Bien de Relevancia Local en 2018, estas estructuras efímeras, diseñadas para albergar y honrar las imágenes sagradas, han evolucionado hasta convertirse en auténticas obras de arte y, actualmente, el ayuntamiento, los investigadores y la Junta de Hermandades y Cofradías de Alzira luchan por la declaración de Bien de Interés Cultural de esta tradición. El historiador y profesor Enric Juan Redal, natal de Alzira, reflexiona a partir de sus últimas investigaciones sobre el origen de estos elementos artísticos entre la cultura popular y la religiosa.

Sus últimas investigaciones han adelantado el origen de los doseles y han dado con un uso civil de estos. ¿Qué evidencia histórica ha permitido adelantar al siglo XV la presencia de casas adornadas con doseles de telas en Alzira?

En 1445, el rey Juan II de Aragón y Navarra pasó por Alzira camino de Orihuela. El consejo de la ciudad lo hospedó en una vivienda del centro de la villa. Como símbolo de honor y bienvenida, aquella casa “fon arreada e empaliada de bells draps…, ab cortinatges de seda”. El documento se encuentra en el Archivo Municipal de Alzira y debo la referencia y su transcripción a Salvador Vercher. A lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII se construyeron en Alzira doseles civiles y religiosos de telas para ensalzar la figura de los reyes, del Santísimo o de las imágenes devocionales.

¿Por qué en Alzira ha evolucionado esta tradición a niveles tan espectaculares, incluso más que en otros pueblos como Alberic o Tous, con tradiciones similares?

Los Consejos Municipales, los conventos y las parroquias de la ciudad construyeron durante siglos doseles de honor y bienvenida a personas singulares o a imágenes devocionales; era costumbre que todo el pueblo visitara estas muestras ornamentales de prestigio. La tradición pasó a las cofradías asistenciales en el momento en que los clavarios, como testimonio de su cargo, alojaban en sus casas las insignias de su hermandad. Para honrar su llegada se construían doseles de bienvenida. Creo que el éxito de esta tradición se debe a la continuidad a lo largo del tiempo de los valores que defienden las cofradías y a la estima que los cofrades han sentido siempre por esta muestra artística ornamental. El dosel es un símbolo de cortesía a una insignia cofrade, pero también una prueba de los sentimientos religiosos y sociales de las cofradías.

¿Qué papel han jugado las cofradías y hermandades en la evolución y preservación de los doseles a lo largo de los siglos?

La tradición se ha mantenido gracias al trabajo y la continuidad de las cofradías y a la costumbre de llevar a las casas de los clavarios las imágenes o insignias veneradas por la cofradía. El clavario o la clavariesa han tenido un papel fundamental en la continuidad de la tradición. Durante siglos, «fer un dosser» en una casa privada ha sido sinónimo de «adornar, arreglar la casa amb teles, plantes i llums». Y siempre en la preservación del dosel está implícito, a pesar de su anonimato, el trabajo de las mujeres de la familia que recibía las imágenes.

Investigaciones como la suya y la de Rubén Pastor para la cofradía del Devallament son una buena base documental para conseguir la declaración de BIC. ¿Está muy lejos Alzira de este hito?

El trabajo de investigación siempre es colaborativo y considero que estudios como el mío o el de Rubén Pastor o el de las muchas personas que han tratado el tema son una aportación más al estudio de la memoria y de las tradiciones de Alzira. Estos estudios nos ayudan a reflexionar sobre las personas que viven y han vivido en este espacio humano, sentimental y muy querido que es nuestra ciudad. Si después de investigar y dar a conocer esas creaciones artísticas, sociales y religiosas que son los doseles, se consigue la declaración de BIC, será hermoso; sin duda alguna, lo merecen. No obstante, le confieso que lo que me anima a estudiar las manifestaciones de cultura popular que representan los doseles son las expresiones sociales que aparecen a su alrededor: la devoción, la familia, la manera de asociarse en el mundo rural, etc. Siempre he pensado que estudiar las muestras culturales de la gente humilde me ayudaba a comprender la vida de personas corrientes que, como las de mi familia, han pertenecido a una cofradía desde hace generaciones.

¿Cómo ha sido el proceso de investigación? ¿Ha implicado el estudio de archivos municipales, eclesiásticos u otros tipos de fuentes?

Una parte de los documentos que he utilizado para mi estudio proceden del Archivo Municipal de Alzira; también de los libros de actas de las cofradías del Devallament y de la Soledat y del Archivo Histórico Nacional. De igual modo, he estudiado los libros que se publicaron en el siglo XVIII con motivo de la entronización de los reyes Luis I, Fernando VI y Carlos III, además de la rica bibliografía publicada a lo largo de las últimas décadas en Alzira.

¿Podría haber aún vestigios materiales (estructuras, imágenes, escritos) de aquellos primeros doseles del siglo XV?

Es posible que en el Archivo Municipal de Alzira se descubran nuevos textos que se refieran a la construcción de doseles en los siglos XV y XVI. Una visita real, el Monumento del Jueves Santo o la entronización de un rey nos traerán nuevos datos. Para mí ha sido un tesoro conocer los doseles que se describen en el libro Festividad Gloriosa que consagró la insigne e ilustre villa de Alzira… a la fiesta de la Inmaculada en 1662, libro al que en su momento se refirió Pedro Benedito. El Archivo Municipal de Alzira es una fuente extraordinaria de erudición; seguro que próximas investigaciones nos desvelarán conocimientos interesantes sobre las construcciones artísticas ornamentales de los doseles.

¿Se puede considerar el dosel como una forma de expresión artística popular, comparable a otras tradiciones valencianas como las fallas o els betlems?

Los doseles de las cofradías de la Semana Santa de Alzira son sin duda alguna un componente importante de nuestra cultura popular y su construcción nos acerca al conocimiento de los valores artísticos, devocionales y sociales de nuestra cultura local. La cultura religiosa popular impregna los doseles: los materiales, las técnicas de trabajo, los cantos, los «motets», la música, los materiales de construcción, el diseño de los espacios, los clavarios, los objetivos solidarios, las reuniones cofrades, los doseleros, la familia, los visitantes, la fe…

¿Qué medidas cree que serían necesarias para preservar y valorar esta tradición más allá de la Semana Santa?

Los doseles son bienes inmateriales. La mayoría de las cofradías de la Semana Santa los construyen todos los años, aunque después de unos pocos días, como muestras de arquitectura efímera, desaparecen. Por lo tanto, es necesario conservar todo aquello que nos permita su estudio y difusión: su imagen gráfica o la ficha técnica con los contenidos de su erección. Sería hermoso que las cofradías elaboraran cada año una breve memoria de la obra de cada dosel. La información podría archivarse para su estudio en el Muma. Reunir, estudiar y difundir esta información ayudaría a consolidar el dosel como un bien inmaterial a proteger.

¿Qué descubrimiento le sorprendió más durante esta investigación?

Cuando investigaba, he pensado mucho en los cofrades desconocidos que construían un dosel; en los clavarios o clavariesas anónimos que, a finales del siglo XVIII o más tarde, se preocupaban por montar la estructura de cañas que sirviera para exponer las telas que guardaban en su casa…, o por preparar unos dulces para ofrecer a los cofrades que llevaban las insignias a casa; también la preocupación de disponerlo todo cerca de la entrada de la vivienda para que el Jueves Santo fuera visitado aquel espacio. Lo que he valorado especialmente se refiere al trabajo callado de carpinteros, bordadores de telas, cereros… y cofrades, clavarios y familiares. También he apreciado la colaboración desinteresada de los vecinos que aportaban lo que podían para la construcción del dosel. La devoción, la colaboración, la asociación de la gente es lo que he descubierto en la obra artística del dosel.

¿Qué le diría a alguien que ve los doseles solo como una decoración religiosa más sin saber que tienen más de seis siglos de historia?

Creo que los doseles siempre han hablado por sí mismos. Cualquier visitante ve con claridad su valor artístico o intuye la colaboración cofrade para construirlos. Creo que cuando una persona visita un dosel, se da cuenta enseguida de la obra valiosa que tiene delante. Yo solamente animaría a visitarlos. Evidentemente, animaría también a investigar sobre ellos y a difundir los estudios.

¿Considera necesario un museo, archivo o centro de interpretación dedicado a los doseles en Alzira?

Cualquier proyecto que facilite exponer, conservar, analizar, investigar y difundir el significado de los doseles puede ser interesante. Es conveniente estudiar de forma sistemática la vitalidad artística, técnica, sentimental de los doseles y de la cultura y de la devoción religiosa popular que representan. Las personas de Alzira que han construido o han visitado los doseles a lo largo del tiempo se lo merecen.

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