Los universitarios de la Ribera se rebelan ante la falta de metro: "Con el bus perdemos cuatro horas cuando el trayecto es de 30 minutos"
Estudiantes de la Ribera denuncian la saturación y la escasa frecuencia de los autobuses sustitutorios: «Te llegan a empujar para conseguir una plaza»

Autobús que sustituye al metro tras la dana, en una imagen de archivo. / Agustí Perales Iborra
Estudiantes universitarios de l’Alcúdia, Benimodo, Carlet y Alginet siguen alzando la voz ante la ausencia de un servicio de transporte público directo y regular con el que trasladarse hasta las universidades.
La situación se ha agravado durante los últimos seis meses a causa de la dana del pasado 29 de octubre. Los daños en la línea 1 de Metrovalencia, que es la principal vía de conexión de estos municipios con el ‘cap i casal’, han provocado que el alumnado se vea obligado a utilizar el servicio de autobús sustitutorio.
La escasa frecuencia de paso y la gran cantidad de usuarios diarios han comportado que conseguir una plaza para trasladarse hasta la capital o regresar a sus municipios se convierta en una auténtica odisea que se repite día tras día. La situación genera un gran malestar entre los usuarios, que, como llegan a reconocer, «se empujan para poder conseguir una plaza en el bus». Con el fin de mejorar la situación, alumnos de los municipios afectados han convocado una protesta para el próximo 13 de mayo, a las 12 h, a las puertas del Palau de la Generalitat.
«Siempre va lleno el autobús. Tenemos que estar de pie durante la hora y media de trayecto», señala Ana Pla, vecina de l’Alcúdia y estudiante de primer curso de Matemáticas de la Universitat de València. A estos 90 minutos, debe sumarle el trayecto en metro hasta la facultad. «Además, tenemos que añadir el desplazamiento de una parada a otra y el tiempo de espera hasta que llegue el metro o autobús», insiste.
La joven señala que el servicio en la comarca siempre ha sido deficiente, pero la ausencia de metro durante estos meses todavía dificulta más la situación. «Durante las primeras semanas nos pusieron un servicio de autobús que nos dejaba en una rotonda en la calle Ausiàs March para luego utilizar la EMT o el metro. Los horarios eran muy escasos, ya que su frecuencia de paso era de hora y media o dos horas», lamenta.
Posteriormente la parada de autobús se trasladó hasta la estación de Jesús, donde los usuarios podían hacer transbordo hasta el metro. Señala que, aunque el cambio resultó favorable por su cercanía al metro, «debíamos salir antes de clase para poder coger el autobús a las 14:30 h o esperar hasta las 16 h». En su caso, la joven también debe esperar cerca de hora y media hasta la llegada del bus, ya que termina las clases a las 13:00 h, mientras que el autobús no acude hasta las 14:30 h. En caso contrario, se ve obligada a salir antes de clase.
El Consell ha vuelto a modificar recientemente el lugar en el que para el autobús. En este caso, se encuentra en un lugar más lejano a la parada de metro, por lo que deben recorrer el trayecto a pie durante diez minutos. «Ahora aún tenemos que salir antes de clase porque está a cinco o diez minutos», lamenta. Añade que la situación es más complicada para los estudiantes en prácticas, ya que, en sus palabras, «si terminan a las 19:30 h, no pueden utilizar el servicio de las 19:30 h, por lo que deben esperar hasta las 21 h». Al tratarse de horas punta, añade que, tanto por la mañana como por la tarde, se generan atascos para acceder o salir de la ciudad.
Situación de estrés
El uso de varios servicios de transporte para llegar al ‘cap i casal’ o al municipio de residencia comporta problemas e incertidumbre entre los estudiantes. «Complica nuestros estudios porque perdemos entre tres y cuarto horas, cuando el proyecto de ida y vuelta es de media hora cada uno. Podríamos invertir ese tiempo en descansar o estudiar», denuncia la joven, quien recalca que la situación es insostenible y les llega a afectar a su salud física y mental. En sus palabras, «esto nos genera estrés y ansiedad porque cada día sufrimos el temor de saber si llegaremos o no a coger el autobús y desconocemos la hora a la que por fin regresaremos a casa». En algunos casos, los estudiantes han decidido suspender asignaturas y cursarlas el próximo año, cuando el metro vuelva a estar en funcionamiento.
El alumnado denuncia que se sienten discriminados frente al resto de estudiantes, que cuentan con un servicio directo. «No han cubierto adecuadamente las necesidades, lo cual genera importantes perjuicios académicos, personales y sociales», reclaman. Esperan que la situación pueda solucionarse pronto.
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