Siete meses sin regar en Llombai: "Es la crónica de una muerte anunciada para el campo"

Las lluvias de la primavera han salvado la campaña de la fruta, pero la falta de agua ya amenaza al caqui y la naranja

Los regantes denuncian la lentitud de unas obras que siguen sin fecha clara de finalización

Juan Carlos Sesé muestra el estado de sus árboles de caquis, dañados por la falta de riego en Llombai.

Juan Carlos Sesé muestra el estado de sus árboles de caquis, dañados por la falta de riego en Llombai. / Levante-EMV

Llombai

Los agricultores de Llombai siguen sin poder regar sus campos siete meses después de la dana. La riada destrozó media docena de tuberías que cruzaban el Magro y afectó a más de 600 horticultores. Estos denuncian que la campaña del caqui y la naranja es una «crónica de una muerte anunciada»: los árboles están sufriendo un deterioro progresivo por la falta de riego y la producción corre peligro de perderse.

«Hace siete meses que no regamos, y lo más indignante es que seguimos igual. Las hojas de los árboles de caqui están dando muestras ya de deshidratación, tienen toda la fruta encima, pero están sufriendo muchísimo», explica José Bernardo Sanz, vicepresidente de la cooperativa agraria de Llombai. Por suerte, han podido salvar la campaña de la fruta de hueso hasta ahora gracias a que ha llovido durante toda la primavera, algo que ha permitido aprovechar la fruta de hueso como el melocotón. «Si no llega a llover, esto habría sido un desastre absoluto», añade.

La llegada de las altas temperaturas del verano convierte la falta de riego en un problema acuciante para la comunidad de agricultores del Marquesat. «Estos días ya nos hemos plantado en 30 grados y el verano pinta mal», expresa Borja Marí, director comercial de la cooperativa.

«Debería tratarse como una emergencia»

Uno de los aspectos más criticados por los agricultores es la «falta de urgencia» en la ejecución de las obras, un proyecto licitado por Tragsa, empresa a la que los regantes afectados solicitan más celeridad: «Sabemos que hay muchas obras ejecutándose por la dana, pero regar no es menos importante. ¿Cómo puede ser que estemos ahogándonos porque no regamos y estén actuando como si esto fuera una oficina?», lamenta Sanz. «Se ha perdido mucho tiempo. Este tipo de obras no deberían haber salido a licitación, sino tratarse como una emergencia. Tendrían que haber hecho un contrato urgente y no se ha planteado ni una conexión temporal de agua. Nosotros estamos llevando tanques, pero es una solución muy limitada, como matar moscas a cañonazos», apostilla Marí.

José Bernardo Sanz critica la serie de prórrogas en la ejecución de la obras: «Primero nos dijeron que estaría todo arreglado después de Fallas, luego para el 15 de abril, después a finales de ese mes… y ahora estamos a finales de mayo y seguimos igual. Nadie nos da una respuesta clara».

En total, hay unas 2.000 hectáreas faltas de riego. Algunas fincas han podido hacer pequeñas cosechas de fruta temprana, pero con algunas limitaciones. «Se han hecho una o dos cosechas de melocotón, lo justo. Pero los caquis y las naranjas serán de un calibre menor si seguimos en estas condiciones», denuncia el vicepresidente.

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