Carmen Piera, la suecana que rompió el techo de cristal con su "visión" de futuro

Piera fue la primera mujer de su ciudad en ir a la universidad y la primera oftalmóloga valenciana

Las hermanas Roig Celda recuperan su historia en un álbum ilustrado

Carmen Piera, ya viuda, en el campo de su familia.

Carmen Piera, ya viuda, en el campo de su familia. / Archivo familiar

Sueca

En una época en la que muy pocas mujeres lograban cruzar las puertas de una universidad, Carmen Piera Cebrià no solo las atravesó, sino que abrió un camino para las futuras médicas valencianas. Nacida en Sueca en 1918, hija de una familia humilde y marcada desde niña por la pérdida de su madre, Piera desafió los límites de su tiempo para convertirse en la primera universitaria de su ciudad y, años más tarde, en la primera oftalmóloga valenciana titulada.

Hoy su historia cobra vida gracias a «La metja dels ulls», un álbum ilustrado de las hermanas Rosa Roig Celda y Manola Roig Celda (escritora e ilustradora, respectivamente) que rescata los capítulos de la vida de una mujer que curó más de 100.000 ojos y tuvo, nunca mejor dicho, visión de futuro.

Carmen Piera en su clínica.

Carmen Piera en su clínica. / Levante-EMV

Piera se crio en el seno de una familia humilde en la calle Sagasta (hoy, la calle Sequial). Su madre falleció cuando ella era niña y tanto su padre (que trabajaba de conserje) como sus hermanos hicieron grandes esfuerzos para que pudiera estudiar. Coetánea de célebres suecanos como Joan Fuster o Virtudes Cuevas, comenzó su formación a los 9 años en las Escoles Jardí de Sueca, y en su curso solo había 11 niñas frente a 122 niños. Terminó el Bachillerato en el Instituto Lluís Vives de València en 1934 y, con solo 16 años, se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universitat de València. Fue allí donde conoció a José Navarro Ferrando, natural de Fortaleny, que se convertiría en su compañero de vida y de profesión. «Fue un matrimonio muy moderno para la época, Carmen tuvo la suerte que muchas otras mujeres no tuvieron: la apoyaba tanto su familia como su marido», expone Rosa Roig.

«Fue un matrimonio muy moderno para la época, Carmen tuvo la suerte que muchas otras mujeres no tuvieron: la apoyaba tanto su familia como su marido»

Rosa Roig

— Escritora

El estallido de la Guerra Civil interrumpió sus estudios. Carmen trabajó como enfermera en el Hospital de Sang de Sueca: «Era una mujer comprometida con los valores democráticos y por eso acude a apoyar a la República», explica la escritora. Tras el conflicto, pudo retomar la carrera y, nada más licenciarse en 1944, abrió su primera consulta médica en el comedor de su casa familiar, en la calle Arbre de Sueca.

Romper el techo de cristal de la medicina

En el año 1955, de 31.570 médicos en todo el Estado, solo 334 eran mujeres (un 1 %). Piera fue una de ellas. Ejerció la medicina durante más de tres décadas entre Sueca, Alzira (donde también abrió una clínica), Cullera y Xàtiva. Abrió dispensarios para curar el tracoma, llamada popularmente «la enfermedad de los pobres». Compartió consulta con su marido, el ginecólogo José Navarro, en la capital de la Ribera Baixa, al final de la calle Mare de Déu. Su consulta actuó también como centro de formación para nuevas generaciones de mujeres que no tuvieron la misma suerte que ella para acceder a la universidad, pero tenían vocación médica y querían aprender de las manos de la prestigiosa Piera.

Carmen Piera y su marido José Navarro a las puertas de su clínica en la calle Mare de Déu de Sueca.

Carmen Piera y su marido José Navarro a las puertas de su clínica en la calle Mare de Déu de Sueca. / Archivo familiar

La oftalmóloga falleció en 1976 con 58 años, pero tanto ella como su marido (que murió seis años antes) marcaron a toda su estirpe con una fuerte vocación sanitaria. Piera y Navarro tuvieron dos hijos, cuya crianza pudieron compaginar con sus largas jornadas de trabajo gracias a la ayuda de las hermanas de ella. El mayor, Eduardo, es ginecólogo —ya jubilado— como su padre y ha sido jefe de la unidad de embarazos de riesgo del Hospital Clínico Universitario de València. El pequeño, Juan, siguió los pasos de su madre y actualmente es el jefe del departamento de Oftalmología del Hospital Sant Francesc de Borja de Gandia. Además, fue presidente de la Sociedad Oftalmológica de la Comunitat Valenciana. Dos de los cuatro nietos de la pareja de médicos también se dedican al ámbito sanitario.

«Desgraciadamente, Carmen se fue muy pronto. Si ya hizo muchas cosas, imagina todo lo que habría conseguido si hubiera vivido más. Ya que no llegó a tiempo de que se le hiciera un reconocimiento público, por lo menos, queremos recuperar hoy su historia», explica Sergi Núñez, familiar de la oftalmóloga.

Desde 2022, el colectivo FacoElche otorga el Premio Carmen Piera, un galardón creado para reconocer la trayectoria de mujeres oftalmólogas. Además, el centro de salud de Sueca también lleva desde 2021 el nombre de su primera universitaria. En su fachada, luce un retrato de la «metja dels ulls», obra también de la artista plástica Manola Roig, que ha querido plasmar en el libro elementos clave de la profesión e historia de Piera como los elementos modernistas que caracterizan la arquitectura de su ciudad o los cuatro colores que se utilizan para hacer el test de daltonismo (azul, verde, amarillo y rojo) y que, a su vez, «son representación metafórica de nuestro patrimonio natural, el azul del mar, el verde de las acequias, el amarillo de las tierras de arroz y el rojo de Sueca», explica la ilustradora.

La voz de una ciudad

El libro, editado por Reclam Editorial y presentado este viernes 23 en la Casa de la Cultura de la capital de la Ribera Baixa, no solo pone en valor la figura de Carmen Piera, sino que también recupera la genealogía de las mujeres de Sueca, desde las sanadoras ancestrales hasta las artesanas y mecenas del siglo XX. Con una voz narrativa simbólica —la de la propia ciudad— y el personaje mítico de Tatí, un ave que viaja en el tiempo, el relato entrelaza historia y mito para rescatar la memoria colectiva femenina.

Ilustraciones de Manola Roig sobre mujeres suecanas para el libro «La metja dels ulls».

Ilustraciones de Manola Roig sobre mujeres suecanas para el libro «La metja dels ulls». / Manola Roig Celda

Como concluye la escritora Rosa Roig: «Contar la historia de la primera universitaria de Sueca es contar la historia de todas las mujeres que han formado parte de esta ciudad. Carmen Piera no es una excepción, es el eslabón de una larga cadena».

Las hermanas Roig Celda

Rosa Roig Celda es escritora. Acaba de publicar «Cada puntada, un mot», un poemario escrito a cuatro manos con Vicenta Llorca Climent. Es autora de cuentos fantásticos, cartas, relatos breves, prosa poética y poemarios, así como de artículos de divulgación y biografías sobre figuras femeninas históricas como Maria Ibars, Carmelina Sánchez-Cutillas, Pilar Monzó, Maria Antònia Salvà, María de Montpellier, María de Castilla o Isabel de Villena, entre otras. Ella y Manola son autoras de los volúmenes ilustrados «Contem històries de dones d’ací» y comisarias de la exposición «Nosaltres, les escriptores. Valencianes en el temps», patrocinada por la Fundación FULL. También han trabajado en el proyecto «Les nostres escriptores», de la Presidència de la Generalitat Valenciana.

Manola Roig Celda es artista plástica y autora de las ilustraciones de álbumes ilustrados infantiles y juveniles como «Animals de sèquia», «Isabel vol ser escriptora», «La Delicada de Gandia» o «Una marjal de llegendes». Uno de sus trabajos más recientes aparece en el libro de poesía «Cada puntada, un mot», obra en la cual la artista utiliza el dibujo a tinta y el bordado como medios de expresión. Su trabajo es diverso (ilustración, grabado, diseño gráfico, fotografía, escultura, pintura mural...) y sus obras se han expuesto en muestras colectivas tanto a nivel nacional —Barcelona, Marín, Vigo— como internacional —Brasil o México—, entre otras.

Ambas hermanas (natales de Sueca) se dedican, sobre todo, a recuperar la historia de mujeres desde un punto de vista literario y artístico. Llevan años (prácticamente desde la pandemia) trabajando en el proyecto de Carmen Piera junto a sus familiares y a la ciudadanía suecana, que la recuerda como «la metja dels ulls».

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