Una brutal agresión de un okupa fractura la mandíbula a un vecino en Carcaixent

El autor llamó a la puerta de la víctima y le golpeó al pensar que había denunciado su enganche ilegal a la luz

«Los electricistas no quieren venir porque tienen miedo»

La víctima, minutos después de la agresión.

La víctima, minutos después de la agresión. / Levante-EMV

Carcaixent

Un vecino de Carcaixent ha denunciado una brutal agresión de unos okupas que habían realizado enganches ilegales a la instalación eléctrica de la finca en la que reside, al sospechar que había sido el vecino que había denunciado estas conexiones fraudulentas. La víctima, que vive desde hace un año y medio en el edificio, se personó el pasado jueves ante la Guardia Civil para dar cuenta del ataque. El agresor le rompió la mandíbula y le produjo una perforación del tímpano que le ha provocado la pérdida del 50 % de audición en ese oído. Tuvo que pasar por el quirófano para que los médicos corrigieran la fractura con cinco tornillos.

La agresión se produjo en una vivienda de una manzana entera de edificios en la avenida Germanías que se promocionaban como pisos de lujo pero que pasaron a ser propiedad de la Sareb ante la quiebra de la empresa promotora. La mayoría están okupados. En el año y medio que llevaba residiendo allí, el agredido, Vicent Ferrando, que vive de alquiler, había detectado ya algunos enganches ilegales de agua y luz en el edificio. Ferrando explica a Levante-EMV que, ante estas irregularidades, fue el despacho que se encarga de la administración el que se pone en contacto con las autoridades y estas, con la empresa de suministro eléctrico. «De normal, suelo pagar entre 30 y 40 euros al mes de la factura de la luz. Con los enganches, he llegado a pagar más de 200 euros en un mes», denuncia.

Enganches en la finca de la avenida Germanías de Carcaixent.

Enganches en la finca de la avenida Germanías de Carcaixent. / Levante-EMV

Hace dos semanas, la Guardia Civil, la Policía Local y los técnicos de la empresa suministradora acudieron al edificio y cortaron los enganches ilegales al recibir un nuevo aviso. Lo que no esperaba Ferrando, que afirma no haber sido él quien avisó ni a las autoridades ni a la eléctrica, es que los okupas llamarían a su puerta la noche del jueves, 15 de mayo, para propinarle unos golpes que le romperían la mandíbula y le perforarían un tímpano. «Los médicos no saben si recuperaré la audición al completo. Me han dicho que tengo que estar un mes sin comer y sin hacer deporte, estoy de baja», lamenta.

«Abrí la puerta y saludé a mi vecino porque, a pesar de su situación irregular, nunca había tenido ningún problema con él. Yo estaba medio dormido y él, de repente, me agredió mientras me repetía ‘has sido tú’», relata la víctima, ahora, con cinco tornillos en la boca para curarle la mandíbula. «Podrían haber ido a por cualquiera de los dueños o inquilinos legales de las fincas, pero me pillaron a mí», detalla.

A la espera de juicio

Tras la agresión del jueves, Ferrando denunció los hechos a la Guardia Civil que, según explica la víctima, tomó declaración al agresor el lunes, cuatro días después, y ahora están a la espera del juicio, «que se puede prolongar hasta dos años o más».

Ferrando ha decidido cambiarse de piso, pero mientras busca un nuevo hogar más seguro, sigue viviendo en este bloque de la avenida Germanías. «Tengo un contrato de alquiler para diez años aquí, pero por suerte mi arrendador es amigo mío y me ha dicho que, si me voy a otro piso, no me va a hacer pagar mientras no se pueda vivir aquí», afirma.

El afectado, además, está separado y tiene hijos que, de vez en cuando, se quedan con él: «No voy a meterlos en esta casa. Yo me quedaría a vivir aquí, pero estoy buscando otro piso por mis hijos», cuenta.

«Los electricistas no quieren venir porque tienen miedo»

Expone que, desde que se fue a vivir a ese edificio y hasta ahora, no había tenido ningún problema con los okupas, «pese a que destrozan elementos comunes como el ascensor o la puerte de la calle y dejan mucha suciedad en la escalera, y esto genera derramas de comunidad que tengo que pagar».

Siente «una sensación de impotencia» porque, hasta que llegue el juicio, «poco puedo hacer». Se ha visto obligado a desembolsar, según él, más de 2.000 euros entre la instalación de una alarma de seguridad y un sistema de placas solares para tener independencia energética y evitar más enganches en su casa. Actualmente, los okupas siguen enganchados a la red eléctrica de su vivienda: «Tiene que venir un electricista de otro pueblo con la Policía y la Guardia Civil a desengancharlos, porque los electricistas de Carcaixent y Alzira no quieren venir porque tienen miedo», expone el afectado.

Tracking Pixel Contents