Los okupas de los pisos de la Sareb en Carcaixent realquilan las viviendas

Los vecinos afirman que los residentes sin contrato «revientan» las puertas y han llegado a cobrar 1.500 € a familias sin recursos por «ceder» el inmueble

Ventanas al descubierto y cables colgando en el edificio okupado de la avenida Germanías de Carcaixent.

Ventanas al descubierto y cables colgando en el edificio okupado de la avenida Germanías de Carcaixent. / Perales Iborra

Carcaixent

Los residentes con contrato en las cuatro fincas okupadas de la avenida Germanías de Carcaixent sospechan que los okupas están realquilando los pisos a gente con dificultades para acceder a una vivienda y esa misma creencia la confirma la propia alcaldesa de la ciudad. «Todavía estamos investigando estos casos, pero tenemos constancia de familias que han pagado dinero a otros individuos por estar ahí de manera irregular», confirma Carolina Almiñana. «Estarían subarrendando casas para aprovecharse de los demás», inciden los vecinos.

La reciente agresión de un okupa a un inquilino con contrato ha activado el debate por la ocupación ilegal en Carcaixent. Varios residentes afirman a Levante-EMV que más de una veintena de viviendas en manos de la Sareb o «banco malo» han pasado de unos okupas a otros en estos cuatro bloques de la avenida Germanías.

Vicent Ferrando es el inquilino al que uno de estos okupas le fracturó la mandíbula y le perforó un tímpano al sospechar que le había delatado ante la empresa eléctrica por unos enganches ilegales de luz en una de las fincas, en la cual actualmente hay once viviendas okupadas de un total de doce. Ferrando ha decicido abandonar el piso en el que vivía y trasladarse a otro lugar tras la agresión.

«En las últimas semanas han empezado a cambiar muchos vecinos, porque al principio, cuando me vine a vivir aquí hace poco más de un año, era una zona muy tranquila. Había muchos okupas, pero eran personas que no pueden pagar o que no quieren alquilar nada, así que okupaban el piso y vivían sin pagar, pero no causaban problemas», rememora Ferrando.

Allanan propiedades para subalquilarlas

Sin embargo, «hace unos meses se mudaron al edificio unas familias que se han dedicado a reventar todas las puertas que han podido y a alquilar los pisos por 1.500 euros cada uno. Se los alquilan a personas vulnerables a las que no les queda otra opción. Les dicen 'tú me das 1.500 euros y tienes casa, luz y agua', claro, suministros de los enganches ilegales», detalla Ferrando. «Estas personas sin recursos pagan ese dinero y aguantan hasta que alguien los eche. Imagina que aguantan un año: por menos de 2.000 euros, tienes vivienda todo ese año. Sale hasta barato», añade.

«Los que revientan las casas y luego alquilan propiedades que no son suyas son los que realmente hacen daño», señala Ferrando. «Ahora bien, me molestaría que, habiendo pagado yo tanto dinero por mi casa -pues los pisos se vendían en un principio por un precio entre 180.000 y 300.000 euros-, el resto de viviendas con las mismas características se convirtieran en pisos de alquiler social», añade otra residente en situación regular.

«Ya no es porque sean okupas: hay veces que tienes vecinos que son propietarios legales y también te pueden dar problemas. Lo malo es que sentimos que la Sareb -propietaria de estas viviendas, a esperas de una resolución judicial para poder gestionarlas- no nos da soluciones», puntualiza esta residente.

Aunque calculan que las ocupaciones ilegales comenzaron aproximadamente desde la pandemia, estos vecinos empezaron a notar la presencia de «okupas conflictivos» a partir de la dana del pasado octubre: «Tal vez se quedaron sin casa por la riada y vinieron aquí. Los problemas de convivencia empezaron ahí», exponen. «Muchos tienen perros grandes para evitar que les entren en casa», comenta Ferrando.

«No nos llega con lo que ganamos»

Sin embargo, uno de estos okupas que responde a las iniciales V. N. y reside con su pareja en una de las viviendas señala: «Trabajo de chatarrero y gano 450 euros al mes. Hemos intentado pedir un alquiler social pero no nos llega con lo que ganamos. Nuestra situación económica no nos permite pagar un alquiler. Esta es nuestra casa desde hace tres años y no queremos problemas», explica.

V.N. afirma que tiene esclerosis múltiple y otros problemas de salud: «Me cedió el piso un chaval que sabía que tenía estos problemas». Esta persona «ya vivía aquí de okupa y vio que yo estaba en la calle y me dijo que me cedía el piso gratis», explica V.N. a este diario.

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