La expansión del siluro invasor desde el Magro ya alcanza el Júcar y llega hasta Cullera
Los pescadores alertan de la captura de numerosos ejemplares en los alrededores del Azud de la Marquesa de entre 25 y 35 centímetros, aunque también se han observado otros de hasta un metro

Ejemplares de siluro de diverso tamaño capturados en Cullera. / Levante-EMV

El siluro, una especie invasora y depredadora, también se abre paso por el Júcar. Los pescadores que frecuentan Cullera alertan sobre las numerosas capturas que se han realizado a lo largo de las últimas semanas, especialmente en el entorno del Azud de la Marquesa, y expresan su inquietud por este hecho. También los expertos medioambientales se muestran preocupados por su alta capacidad para alterar los ecosistemas fluviales.
La aparición de ejemplares en el curso bajo del río confirma su expansión por el ecosistema fluvial de la Ribera tras incrementarse las capturas en el Magro, como adelantó Levante-EMV. La mayoría de los siluros pescados en Cullera son crías, de entre 25 y 35 centímetros de longitud, como ocurría en las zonas de Turís o Carlet. Aunque también se han detectado piezas de mayor tamaño, de hasta un metro.
"Algunos son enormes"
"Cada día salen más; al principio pensábamos que era algo puntual, pero ya hay muchos y algunos son enormes", explica Antonio Martín, un pescador de Algemesí que frecuenta el entorno del azud. Estos hallazgos no solo preocupan a los aficionados de la pesca, que ven en su proliferación la posibilidad de la progresiva desaparición de otras especies. También generan inquietud entre los medioambientalistas.
Expertos en biología fluvial advierten que, una vez consolidada, la población de siluros resulta muy difícil de erradicar, por lo que insisten en actuar de forma temprana y coordinada. “Si el siluro se asienta definitivamente en el bajo Júcar, su eliminación será prácticamente imposible. Solo una estrategia conjunta y sostenida puede frenar su avance”, advierte Luis Carbó, técnico ambiental consultado por periódico.

Siluro pescado en Cullera, con el río de fondo. / Levante-EMV
El siluro, originario de Europa central y oriental, puede superar los dos metros de longitud y alcanzar los cien kilos de peso. Se trata de un superdepredador que se alimenta de peces, crustáceos, aves acuáticas e incluso pequeños mamíferos. Su presencia altera el equilibrio ecológico del río y amenaza la supervivencia de especies autóctonas como la anguila, el barbo o el black-bass, además de representar un riesgo potencial para los ecosistemas del Parque Natural de l’Albufera.
Seguimiento y extracción
La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ya puso en marcha tareas de seguimiento y extracción de ejemplares, en colaboración con agentes medioambientales y asociaciones de pescadores, al conocer de su proliferación en varios tramos del Magro. Ya se sabía de su existencia en el embalse de Forata y su presencia en la Ribera había sido bastante residual hasta el día de la dana, cuando la laminación de la avenida habría provocado que numerosos ejemplares, presumiblemente de tamaño reducido, se colasen a través de los aliviaderos y llegasen hasta los tramos del afluente con un mayor caudal.
El organismo de cuenca recuerda, asimismo, que el siluro figura en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, por lo que su captura y eliminación son obligatorias, y está prohibida su devolución al medio natural o su transporte a otras masas de agua.
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