La JLF de Alzira clausura la exposición de indumentaria de las falleras mayores en 24 horas para llegar a la proclamación
Las familias retiran los trajes al detectar "errores" para que se puedan subsanar
Los indumentaristas reconocen "desperfectos", pero apuntan al proceso de confección impuesto por la JLF: "El resultado habría sido mucho mejor si nos hubiesen dejado trabajar como nosotros sabemos"

Las falleras mayores de la ciudad, el día en el que se inauguró la exposición. / Levante-EMV

Nuevo conflicto abierto en la Junta Local Fallera de Alzira. El lunes inauguró la exposición de los trajes que lucirán las falleras mayores de la ciudad, Lluch Comins y Alba Furió, y sus respectivas cortes de honor. El martes cerró sus puertas al considerar las familias que existían "errores y desperfectos" que se debían subsanar antes del sábado, día en el que se celebrará la proclamación.
Según fuentes consultadas por Levante-EMV, el pasado domingo todos los implicados en este proyecto detectaron "algunos fallos, cosas insignificantes, que se tenían que arreglar". Entonces, se acordó que la exposición se inauguraría, igualmente, y que los trajes se devolverían el jueves al indumentarista, Gresa, para que retocara lo que fuera necesario antes de la proclamación. Y, en el caso de que existieran desperfectos que requiriesen más tiempo, se continuará trabajando en ellos para que luciesen en perfectas condiciones de cara a la exaltación, que tendrá lugar el próximo mes.
Sin embargo, tras inaugurarse la exposición, la situación cambió. Las falleras mayores y sus cortes pidieron llevarse los diez trajes al entender que no habría tiempo suficiente. "No entiendo de indumentaria, pero aquel día ya se escuchaban comentarios de que los trajes no estaban bien", asegura Ana Jiménez, madre de la fallera mayor infantil, que añade: "El sábado se tenían que estrenar y queremos que vayan perfectas. Como no estaba todo como queríamos, pedimos llevarnos los trajes y cada una se buscará su propio indumentarista".
Jiménez reconoce que, durante el proceso de confección "se han producido roces". La Junta Local Fallera no se ha pronunciado al respecto. Su presidenta, Paqui Vallés, reitera que la decisión ha partido de las propias familias "que han visto que los trajes tenían cositas que no estaban bien o no querían" y que, en consecuencia, "han decidido, que como son suyos, se los llevaban a arreglar". Sí que ha comentado, no obstante, que el lunes "tendrían que haber estado perfectos" y en las condiciones que "merecen las falleras mayores de Alzira y sus cortes".
Algo difícil de conseguir, según detallan los responsables de Gresa. Esther García y Salva Cortés defienden que, sobre las cuestiones estilísticas, han seguido el mandato de la junta. "Ya nos hizo saber en su día [Vallés] que las cosas se iban a hacer como ella quería, que para algo era la presidenta. Y eso hemos hecho", apostilla Cortés.
El matrimonio de Corbera que regenta el negocio alzireño asegura que, desde el inicio, el proceso "no ha sido muy normal". "Reconocemos que los trajes tienen errores, no somos perfectos, pero nos hemos comprometido a reparar cada desperfecto o rotura hasta el mismo día 19 de marzo, incluso aquellos de los que no seamos responsables", exponen, a lo que prosiguen: "Pero también es verdad que el resultado habría sido mucho mejor si nos hubiesen dejado trabajar como nosotros sabemos. Querían diez trajes por 19.500 euros, pero todo lo que entraba en ese presupuesto les parecía mal. Incluso lo que poníamos de nuestro bolsillo".
Los responsables de la empresa aseguran, igualmente, que este escenario se podría haber evitado: "Sabiendo todos que había cosas por mejorar y que lo íbamos a hacer, se podría haber inaugurado la exposición después de la proclamación, porque no sería la primera vez que ocurre. Pero, en dos meses, con los espolines entregados hace poco, con tela insuficiente para algunos trajes y con algunas directrices contradictorias, se ha hecho lo mejor que se ha podido", sostiene García. Cortés, por su parte, apunta a "motivos personales" que buscan desprestigiar a los indumentaristas y airea que la JLF amenazó con no pagar, a lo que los representantes del ayuntamiento que se encontraban en la reunión se opusieron.
No es la primera vez, en los últimos años, que la confección del traje de las falleras mayores desata la polémica en la ciudad. Hace solo dos veranos, fue la contratación de una empresa de otra comarca el detonante de una nueva crisis, al considerarse que el encargo debía contribuir a la economía local. En esta ocasión, Gresa fue la única empresa de Alzira que se presentó al concurso. "Y, después de esto, no repetiremos", concluyen.
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