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Sin local, con nuevos instrumentos e ilusión: así vive la banda de Algemesí tras la dana

"Vemos el futuro con un poco de incertidumbre, porque muchas veces el corazón va más rápido que los papeles", expone el presidente de la sociedad musical, Vicent Girbés

La Societat Musical d'Algemesí, un año después de la dana

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Agustí Perales Iborra

EFE

Algemesí

Hace un año, dentro del local de ensayo de la Sociedad Musical de Algemesí había un coche, una pared vencida, medio metro de fango e incontables instrumentos sepultados bajo el agua de la dana que arrasó varios pueblos de Valencia el 29 de octubre de 2024. Los músicos del municipio siguen sin local de ensayo, pero han conquistado una nueva normalidad.

"Ahora estamos en un espacio polivalente que compartimos prácticamente todas las asociaciones del pueblo. Necesitábamos un espacio grande para los ensayos de las bandas, para poder estar bien colocados, y el ayuntamiento nos ha cedido este haciendo un puzle, cuadrando los horarios con el resto de asociaciones", explica a EFE Vicent Girbés, presidente de la Sociedad Musical de Algemesí.

Se trata del Casal Fester de Algemesí, que en los días posteriores a la dana se convirtió en el centro neurálgico de reparto de ayuda y alimentos de la localidad, y que ahora, además de local de ensayo de la banda, funciona como centro de día para personas con alzheimer y punto de reunión de la Asociación de Jubilados y Pensionistas, entre otros usos.

La escuela de música, que se encontraba en el mismo edificio donde ensayaba la banda, reparte sus clases entre las instalaciones del Colegio Escolapios de Algemesí y la Escuela Municipal de Tabal y Dolçaina.

"Estamos desperdigados", confiesa Girbés, quien no obstante celebra que, pese al desastre que supuso la dana, un año después la banda sinfónica de Algemesí ya lleva cuatro conciertos a sus espaldas.

Esto ha sido posible, en parte, gracias a la ayuda de lutiers, bandas amigas y la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana, que se ha volcado en ayudar a las más de 30 bandas afectadas por la riada.

"Teníamos el local de ensayo en un subterráneo. Estaba completamente sepultado de agua y fango, y no pudimos acceder hasta siete días después de la dana, cuando los bomberos achicaron toda el agua", recuerda Girbés, quien reconoce que tanto el instrumental, como las partituras, las aulas y la documentación estaban "completamente destrozadas y perdidas".

Lo más preocupante eran los instrumentos, por la imposibilidad de seguir adelante con la actividad de la banda sin ellos y el alto precio de su reposición.

"Había algunos que eran irrecuperables y otros que mandamos a los lutiers", concreta Girbés, quien señala con orgullo el bombo de la banda, que pudieron salvar gracias a un lutier de Madrid pese a haber estado siete días sumergido en el agua.

Su bombardino, en cambio, hubo que reemplazarlo, porque había sido aplastado por el falso techo del local y era imposible arreglarlo.

Por su parte, la Federación de Sociedades Musicales canalizó todas las ayudas y les solicitó una lista de lo que habían perdido para intentar ofrecerles un recambio.

Con estas aportaciones han logrado que todos los instrumentos dañados y perdidos hayan vuelto a formar parte de una banda que, no obstante, sigue sin un lugar fijo donde reunirse.

"Vemos el futuro con un poco de incertidumbre, porque muchas veces el corazón va más rápido que los papeles, y ahora mismo el atasco está en la burocracia", lamenta Girbés, quien comenta que la intención es reubicar a los músicos en un edificio polivalente a las afueras de Algemesí, el cual también resultó afectado por la riada y que aún tiene que ser reacondicionado.

El presidente de la Sociedad Musical ve "inviable" volver a ensayar en un sótano: "No se sabe lo que puede volver a pasar y más vale prevenir que curar y volver a lamentar", alega.

Por el momento, su preocupación más inmediata es dónde mover los timbales, la marimba, el bombo y los atriles el 31 de diciembre. Su local de ensayo improvisado acoge la fiesta de Fin de Año, por lo que los instrumentos y enseres de la banda no pueden seguir ocupando ese espacio.

"Ahora tenemos muchas cosas en el garaje de uno de los músicos, mientras la mujer no lo eche de casa... podemos dejarlo ahí, aunque no sé si cabe nada más", bromea Girbés, que tiene claro lo que no falta entre los músicos de Algemesí: la ilusión por seguir llenando de música las calles de su pueblo.

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