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El hospital de la Ribera atiende 326 casos de ictus cerebral en los últimos dos años

El 63 % de los pacientes son varones con una edad media de 67 años

La enfermedad entre las mujeres asciende a los 72 años

Un paciente en el Hospital de la Ribera, en una imagne de archivo.

Un paciente en el Hospital de la Ribera, en una imagne de archivo. / Levante-EMV

Alzira

El Hospital Universitario de la Ribera ha atendido un total de 326 casos de ictus cerebral desde 2024, una patología que continúa siendo una de las principales urgencias médicas por su gravedad y consecuencias. Concretamente, durante el pasado año, el centro registró 172 casos y en lo que llevamos de 2025, se han atendido 154.

Del total de pacientes atendidos este año, 97 han sido hombres y 57 mujeres, por lo que el 63% de los casos corresponden a varones. La edad media de los hombres que han sufrido un ictus se sitúa en 67 años, mientras que en las mujeres asciende a 72 años, lo que evidencia que esta patología se presenta de forma más tardía en el caso femenino.

La doctora Gisela Alamán, especialista en Medicina Intensiva y coordinadora del Equipo de Ictus del Hospital de la Ribera, señala que “el riesgo de padecer un ictus aumenta con la edad, especialmente a partir de los 55 años, aunque cada vez se detectan más casos en personas jóvenes debido a factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes, la obesidad, el tabaquismo, el sedentarismo o el consumo de alcohol”.

Uno de los factores decisivos en la atención de los pacientes es la activación del Código Ictus, un protocolo que se pone en marcha incluso antes de que el paciente llegue al Hospital de la Ribera. Su activación implica la coordinación inmediata de los servicios de Urgencias, Radiología y Cuidados Intensivos del Hospital, junto con los equipos del Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU) y del Centro de Información y Coordinación de Urgencias (CICU) de la Conselleria de Sanidad.

Gracias a esta rápida respuesta, los pacientes reciben atención especializada desde el primer momento, lo que permite reducir de forma significativa las posibles secuelas del ictus y mejorar su pronóstico. “Cada minuto cuenta. Cuanto antes se inicie el tratamiento, mayores son las posibilidades de recuperación”, destaca la doctora Alamán.

Una vez el paciente llega al hospital, los especialistas lo evalúan de forma inmediata para decidir el tratamiento más adecuado. En algunos casos se aplica una terapia fibrinolítica, mediante la administración intravenosa de un fármaco que disuelve el trombo causante del ictus. En otros, se opta por un tratamiento endovascular, que consiste en extraer el coágulo a través de un catéter introducido por la arteria femoral. Ambos procedimientos buscan restablecer el flujo sanguíneo en el menor tiempo posible para minimizar los daños cerebrales.

Con motivo del Día Mundial del Ictus, los profesionales del Hospital de la Ribera insisten en la importancia de que la ciudadanía conozca los síntomas de alarma del ictus, ya que su detección precoz puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

La pérdida repentina de la capacidad para hablar o comprender, las alteraciones en la visión, la pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en un lado del cuerpo o el dolor de cabeza intenso y repentino sin causa aparente son señales que deben generar una alerta inmediata. Ante cualquiera de estos signos, los especialistas recomiendan llamar sin demora al 112.

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