Ismael Serrano: "La gente está asumiendo el papel que le corresponde para exigir un cambio político"

Ismael Serrano.

Ismael Serrano. / EFE

Toni Á. Casanova gandia

Madrid, Santiago de Chile, México, Buenos Aires o la Habana son ciudades importantes para usted. ¿Con cuál se queda?

Madrid es mi casa, el lugar al que me atan los recuerdos de mi infancia y mi familia pero en todas esas ciudades he sido feliz. En Buenos Aires, por ejemplo, vive gran parte de mi familia, mi hija es medio porteña medio madrileña pero, sin duda alguna, si dicen que tu patria es tu infancia, es Madrid la que encarna esa figura, sobre todo el barrio en el que me crié, Vallecas.

¿Y Gandia?

En Gandia tenemos la bonita experiencia de haber empezado la gira anterior y la verdad es que nos fue muy bien y nos trataron muy bien. Yo no soy muy supersticioso pero me parecía una buena forma de empezar repitiendo la buena experiencia que tuvimos en la anterior gira.

¿Hay más nervios de lo habitual por ser el primero?

Claro. La primera actuación siempre tiene la frescura especial de la primera vez y ese entusiasmo especial, pero también vas más cargado de nervios, te tiembla más la voz y te enfrentas a la incertidumbre de cómo va a responder el público ante tu propuesta escénica.

¿Después de tanto tiempo aún le tiembla la voz?

Sí, siempre, y creo que es muy saludable y que a todo el mundo le pasa. No se puede perder ese respeto al escenario porque de esa manera mantienes el nivel de exigencia contigo mismo a la hora de interpretar. Convertir el subirse a un escenario en una rutina arruina la experiencia y hace que tu comunicación con el público no tenga la magia que necesita.

El paro, la construcción que dejó irreconocibles esos barrios de toda la vida, el sufrimiento de aquellos que tuvieron que esconder su condición sexual, son algunos de los temas que ha tratado en sus canciones. ¿Sigue siendo con «La llamada» ese Ismael Serrano comprometido?

Yo creo que es inevitable y más aún cuando la realidad es tan dura. Cualquiera que quiera componer sobre el mundo que nos toca vivir ya no puede mirar hacia otro lado porque mires donde mires está la crisis y esa realidad traspasa todas las canciones, aún cuando le cantas al amor. La canción que da título al disco, de hecho, habla de la precarización del trabajador y su lucha por la dignidad, habla de ese retroceso que estamos sufriendo y de la necesidad de que nos miremos los unos a los otros. Eso está ocurriendo, la ciudadanía está asumiendo el protagonismo que le corresponde para exigir un cambio de sensibilidad política.

Sorprenden los sonidos.

Es un disco que empecé a componer de manera diferente a como lo venía haciendo. Habitualmente un cantautor empieza con las armonías y yo para este disco empecé desde el ritmo y acudí a la tradición musical que yo sentía como más cercana, que es latinoamérica. Es, probablemente, la más rica en cuanto a ritmos porque convergen multitud de culturas. Es un folclore infinitamente variado al que acudí para darle esa frescura y ese carácter de celebración que tiene el folclore, en tanto que tiene ese carácter comunitario y esa vocación de convocatoria.

¿A su público de siempre le gustará la propuesta?

Yo creo que sí. No es un disco rupturista, se me reconoce perfectamente porque está presente mi voz, mi forma de entender la música y mi universo. Es el resultado de una evolución natural y de despojarme de los prejuicios.

Hay que tener talento para poder decir algunas cosas de las que usted dice en sus letras sin que nadie se enfade.

Bueno, habrá gente que no le gustaré. Es saludable no gustarle a todo el mundo, habrá quien no le vea sentido a cierto tipo de protesta o mensaje. En cualquier caso, también es verdad que hablo de problemas que sufre la mayor parte de la población y esa es la paradoja en la que vivimos, un sistema democrático en el que se supone que la soberanía reside en el pueblo pero que los sufrimientos y los recortes los padece una gran mayoría de la población por una crisis generada por una minoría. La crisis ha revelado precisamente eso, que este sistema se sustenta en el privilegio de la minoría que pone el modelo de la sociedad al servicio de sus intereses privados. En este disco he tendido hacia la sencillez que tiene la canción popular y tradicional, que dice las cosas de forma sutil, aparentemente sencillas pero con cierta carga de profundidad. Aunque, cuidado, a veces hay que ser explícito. Cuando alguien me dice «esto es un panfleto», pues yo creo que hay panfletos emocionantes.

Usted empezó tocando en casas okupa y pequeños locales y ahora llena teatros. ¿Se siente entre dos mundos, uno donde prima más lo comercial de la música y otro en el que sigue con la defensa de unos ideales que no casan con lo comercial?

Pues hay mucha razón en ello. Uno se siente en conflicto permanente en ese sentido, en el que uno quiere transmitir un cierto mensaje y se pregunta hasta qué punto traspasa esa capa impermeable que impone una sociedad de consumo voraz, donde todo es objeto de usar y tirar y hasta qué punto las canciones no entran también dentro de esa vorágine, son usadas y tiradas y no se hace la reflexión que uno quiere. No es que requiera una especial reflexión la canción de autor pero sí una calma y unos tiempos que a veces el mercado tan voraz no permite. En ese aspecto, sí que estoy en conflicto permanente pero al final trato de ser honesto en lo que hago, de sobrellevar mis propias contradicciones como puedo, muy a menudo, a través de la música, que esa terapia que te ayuda a entenderte a ti mismo y observar esas contradicciones para sobrevivir a ellas. En un músico, el activismo forma parte del oficio pero no porque haga un oficio del activismo, sino porque le canta a lo que le emociona. Yo creo que ese es el peligro de todo artista, cuando el activismo se convierte en oficio, eso es lo que hace que, en muchas ocasiones, se pervierta el propio oficio. El activismo influye en tanto en cuanto uno le canta a lo que te emociona y resulta que no solo te emocionan tus historias de amor y desamor sino también la visión de un mundo desigual y eso se traslada a las canciones que compones.

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