Pese a los rumores, y a que, como dice su presidente, Fran Soria «hay algunos en Oliva a los que sí que les gustaría que desapareciéramos», la falla Pensat i Fet sigue y seguirá en pie. Al menos, «nosotros lucharemos hasta el último aliento que nos quede para no desaparecer», señalaba Soria ayer a Levante-EMV.
La situación en esta entidad festiva es crítica. De los 500 falleros que en los años 90 estaban inscritos en esta falla, y que no cabían en su casal, la crisis les ha dejado con apenas unos 70. «Cuando en las casas surgen los problemas económicos la última prioridad es la fiesta y es lo primero en lo que se recorta», explicaba ayer Soria. «Nosotros eso lo entendemos, lo tenemos muy claro, porque es más importante dar de comer a la familia que la fiesta».
La crisis ha dejado al borde de la desaparición a Pensat i Fet, una comisión formada en su mayoría por empresarios y personas ligadas al comercio de la ciudad. De hecho, explicaba el presidente, «la fundaron la asociación de comerciantes para dar vida al barrio durante las fiestas falleras».
No tienen fallera mayor, tampoco presidente ni fallera mayor infantil. «Otro de los problemas con los que nos hemos topado es que no tenemos niños», explicaba. Este año no plantarán, por tanto, monumento pequeño.
Sí que tendrán, sin embargo, una falla a la que prenderán fuego el próximo 19 de marzo, pese a que en principio habían decidido que no tendrían monumento.
Será humilde pero digna, con un remate y unos pocos «ninots» por debajo. Pretenden, incluso, participar en los premios «si nos dejan, porque ya nos excluyeron injustamente de participar en los torneos de juegos de mesa porque saben que siempre ganamos», se queja el máximo representante de Pensat i Fet.
Sí que es cierto, explica, que no participaron en la Cavalcada del Ninot. «A principios del ejercicio ya hablamos con la Junta Local Fallera y les pedimos algo de flexibilidad, que no nos tuvieran en cuenta si no participábamos en ciertos actos porque, con tan poca gente, somos conscientes de que no podemos llegar a todo». Están en una especie de año sabático.
Para ellos, todos esos escollos no son más que elementos de los que aprender. «Somos la primera falla que se fundó en Oliva y, por tanto, también somos los primeros a los que nos llegan los problemas. Lo que nosotros estamos pasando ahora también le afectará a otros», señalaba Soria.
Salvaguardar la esencia
Para salvarse apelan a lo que consideran es el espíritu de la fiesta. «Nuestro objetivo es salvaguardar la esencia de la fiesta que es reunirse todos, tener un lugar donde poder hacer la fiesta, verse con la gente que forma parte de la falla y todo esto por encima de otras cuestiones», señalaba Fran Soria, para quien «las fallas hemos perdido la esencia y nos estamos centrando demasiado en el envoltorio y en la competición».
Para dar la vuelta a la tortilla cuentan, sobre todo, con las ganas de todos y cada uno de los miembros que actualmente forman Pensat i Fet. «Yo soy miembro de esta comisión desde que se fundó, en 1981 y aquí hay mucha gente a la que sus padres la apuntaron en el mismo momento de nacer y le tienen mucho cariño a esta entidad».
«Pensat i Fet no va a desaparecer», señala tajante Fran Soria. A partir del próximo 14 de marzo lo tendrán todo listo para vivir una nueva semana fallera, como han hecho en los últimos 33 años. «Seguiremos organizando fiestas en nuestro casal, participando en pasacalles y estaremos a todo lo que haga falta». La solución para que Pensat i Fet vuelva a entrar en una situación más cómoda pasa por conseguir nuevos falleros y en ello están. «Somos conscientes de que no se pueden hacer grandes dispendios. Lo importante es seguir dignificando la fiesta», sentenciaba Soria.
