A las cuatro de la tarde de ayer el parque de Sant Pere de Gandia volvió a abrir sus puertas. Para ser más exactos, se abrió una de las tres puertas, lo que permitió que numerosas personas volvieran a disfrutar de lo que es normal en una zona verde como esta: pasear y abstraerse, entre la vegetación, del ruido y el ambiente de una zona densamente poblada.
Pero esa imagen de relativa normalidad no se traduce en un restablecimiento de las relaciones entre el Ayuntamiento de Gandia y la Plataforma Salvem el Parc, que lidera la protesta contra la reforma de la zona verde.
La apertura de la puerta se produjo después de que el alcalde advirtiera que la actitud de los concentrados impedía el mantenimiento del parque, pero ellos le respondieron que nadie obstaculiza a las brigadas de jardines, sino que la intención es impedir las obras del proyecto de reforma.
Ante esa situación, Arturo Torró señaló que mientras no abran las tres puertas de la zona verde no ordenará que los trabajadores de limpieza y conservación del parque hagan su trabajo. «Este ayuntamiento no puede aceptar chantajes de quienes están ocupando ilegalmente un parque público que es de todos los gandienses», indicó la primera autoridad local.
Portavoces de Salvem el Parc le respondieron que durante los cuatro días que ya dura el conflicto han entrado en la zona trabajadores municipales para mantener el parque en las mejores condiciones y que si no se hacen esas labores será responsabilidad exclusiva del ayuntamiento.