Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Geperudeta en la cadena de favores

La Geperudeta en la cadena de favores juanjo peret

Uno de los fenómenos más curiosos que ocurren en política es el llamado Cadena de Favores. Esta cadena tiene por objeto que el político, mediante pequeños o grandes favores, consiga la fidelidad de la persona favorecida convirtiéndola en palmero y en estómago agradecido, dispuesta a votarle para seguir conservando sus favores.

En muchas casas consistoriales de España, que no hay que confundir con las casas de lenocinio de las que Camilo José Cela dice ser refugio de izas, rabizas y colipoterras, estos votos y fidelidades se pagan con licencias, permisos, nombramientos, chiringuitos y con cualquier otro tipo de prebenda o gabela.

En algunos ayuntamientos de España puede observarse que determinados funcionarios, que integran la plantilla oficial, están en sus despachos mano sobre mano sin dar golpe. Esta curiosa inactividad afecta también a la cadena de favores porque indica que se encargan los trabajos, que podrían hacer sus propios técnicos, a personas ajenas al ayuntamiento con el consiguiente sobrecoste que ello supone.

Pero si la condición humana es terreno abonado para fortalecer y ampliar la Cadena de Favores, algunas personas de buen corazón y acendrados sentimientos marianos, abandonan el plano humano y recurren al religioso para conseguir más votos, sin los cuales no hay vida política.

Así ha ocurrido en Gandia, donde la Asociación Virgen de los Desamparados y el Abad mitrado, Ángel Saneugenio, solicitaron nombrar a la Geperudeta como alcaldesa de la ciudad. Y el alcalde Torró, como no podía ser menos, se ha mostrado encantado porque le han puesto en bandeja a los devotos de la Virgen. Y embargado por la emoción ha retrocedido en el tiempo como en un revival de cuando Franco entraba bajo palio en las iglesias. Y en una ceremonia puramente berlanguiana ha entregado a la Geperudeta la Vara Mando de la Alcaldía de Gandia diciendo con verbo encendido de amor a la Virgen: «Sé que hemos hecho lo que está en las manos de este humilde alcalde y el Gobierno que represento, que es darle a nuestra Patrona la vara de alcaldesa de Gandia para que ella sea el máximo exponente en la ciudad y sea la estela que nos guíe».

Venid y vamos todos

con votos a porfía,

con votos a María,

que Madre Nuestra es.

Pero los grupos de la oposición han querido también buscar el favor religioso y han decidido sumarse al esperpento nacional y nombrar alcalde honorario al beato Andrés Hibernón, conocido como «el Beatet», porque, dado que los asistentes a su procesión superan en número a los de la procesión de la Virgen, esperan conseguir un mayor número de votos en las próximas elecciones.

¿Quién iba a pensar que la batalla política electoral se convertiría en una guerra de devociones religiosas?

Compartir el artículo

stats