A las 12.30 horas de ayer sábado la Conselleria de Sanidad daba por finalizado el traslado de los 30 pacientes que continuaban ingresados en el viejo hospital Francesc de Borja, en Gandia, hacia el nuevo complejo construido en la periferia de la ciudad, en el sector de Sanxo Llop. El desplazamiento comenzó a las 8 horas y se desarrolló según lo previsto, sin ningún incidente ni perjuicio para la salud o la integridad física de las personas. El dispositivo permitió que en la misma jornada, sobre las 22 horas, se echara el cierre al viejo edificio, situado en el paseo Germanies, tras casi 43 años en funcionamiento. Fue, por tanto, una jornada histórica, que contó con la colaboración de todos los agentes implicados y que supone un antes y un después para la sanidad de la comarca.

Los convoyes estaban formados por un máximo de dos ambulancias por trayecto, con un paciente en cada una y su correspondiente personal sanitario, e iban escoltados por agentes motorizados de la Policía Local, que abrían paso. Cada comitiva tardaba aproximadamente diez minutos en recorrer los tres kilómetros de distancia que separan el hospital viejo del nuevo.

En concreto, se desplazaron a 26 pacientes que continuaban hospitalizados y cuatro más que habían llegado a Urgencias en las horas previas. El primer paciente trasladado llegó al nuevo hospital a las 9.05 horas y el último a las 12.30 horas, ambos enfermos cardiacos. Cabe destacar que el cuarto paciente trasladado fue un bebé con tres días de vida, el más joven de toda la comitiva.

En el traslado asistencial participaron seis ambulancias y alrededor de 150 profesionales, los previstos en un principio necesarios para hacer el traslado, más otros que se ofrecieron voluntarios.

El itinerario partía del antiguo hospital y discurría por la calle Reis Catòlics, avenida de Les Esclaves y Museu Faller para conectar por la calle Llutxent con la Ronda de l'Anella, atravesar luego el Pont Nou y pasar por las calles Tetuà y Camí Vell d'Oliva hasta el número 6 de la avenida de la Medicina, donde está el imponente centro.

Para esta jornada, la Conselleria de Sanidad había reforzado todos los ambulatorios de atención primaria, y mantuvo abiertas las Urgencias de ambos hospitales, si bien desde el Área de Salud se había pedido a la población que hiciera «un uso responsable» de las Urgencias, atendiendo a la complejidad del dispositivo.

La primera intervención quirúrgica programada será el próximo 20 de abril, pero la salud no entiende de calendarios, y el nuevo hospital ya se estrenó ayer mismo con tres operaciones; la primera de ellas en Urgencias con la atención de un paciente a las 8.50 horas aquejado de un infarto de miocardio. Desde las 8 hasta las 15 h, las Urgencias del nuevo centro atendieron a 42 pacientes.

Además de la parte de hospitalización, también se trasladaron el resto de actividades que todavía no se habían desplazado, como por ejemplo el Hospital de Día, Diálisis y los servicios de intervencionismo, así como buena parte del mobiliario y material que quedaba en el viejo.

Visita del conseller

El conseller de Sanidad, Manuel Llombart, acudió por la tarde al nuevo hospital para interesarse por el desarrollo del traslado, del que fue informado por el equipo médico, encabezado por el director-gerente del hospital, Rafael García-Dolz. Llombart, que estuvo acompañado por el alcalde, Arturo Torró, destacó la «agilidad» con la que se llevó a cabo el proceso y agradeció el trabajo de todos los profesionales implicados.

La actividad asistencial del hospital ha ido trasladándose desde el pasado 16 de marzo con la apertura de las Consultas Externas, «que estarán funcionando a pleno rendimiento a partir del 14 de abril», indicó la Conselleria de Sanidad. Desde el 23 de marzo también trabajan en el nuevo hospital el área de Rehabilitación y los servicios de gestión, informática y administración.

De forma paralela, el Ayuntamiento de Gandia ha ido mejorando los viales de acceso, así como el transporte público. Por otra parte, el viejo hospital, que ha sido el principal motor económico para todo un barrio, se queda vacío, al menos a medio plazo, sin definir todavía a qué destinarlo.