Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El cierre del hospital sacude un barrio

Una semana después del traslado al nuevo edificio, el comercio del distrito de Roís de Corella confirma los peores presagios - La reducción en el volumen de negocios recuerda el que se produjo hace cuatro años, cuando cerró La Fe de Valencia

El cierre del hospital sacude un barrio

Las ambulancias que el sábado pasado trasladaron al nuevo edificio a las últimas personas ingresadas en el hospital Francesc de Borja de Gandia se llevaron mucho más que pacientes. Con ellos marcharon familiares, acompañantes, médicos, enfermeros, celadores, limpiadores y un larguísimo colectivo humano que contribuía enormemente a animar la vida comercial de todo un barrio de Gandia, el de Roís de Corella.

Se sabía que la pérdida de esos miles de personas que diariamente circulaban alrededor del viejo centro sanitario iba a abrir un boquete en la vida comercial de uno de los distritos más extensos y poblados de la ciudad de Gandia, pero lo que pocos pensaban era que situación se iba a producir de forma tan rápida.

Transcurrida una semana sin la actividad del hospital, Roís de Corella es más pobre, está más apagado, le falta vida y su economía se resiente. Los negocios de todo tipo situados a un radio de unos cientos de metros contados desde el edificio del hospital ya han experimentado el temido «desierto comercial» que algunos auguraban.

Este efecto no es nada nuevo y se pudo calcular con lo que ocurrió en 2011. El no tan lejano traslado de la ciudad sanitaria La Fe de Valencia, que durante cuarenta años fue el referente asistencial de toda la Comunitat Valenciana, ha dejado a medio gas una gran zona comercial de la ciudad que antes alimentaban los miles de trabajadores y decenas de miles de visitantes que, cada día sin ninguna excepción, acudían a ese hospital que hoy se ha situado en el nuevo complejo de la Carretera de Malilla, al sur de la ciudad de Valencia.

Pese a que con años de antelación el Ayuntamiento de Gandia y la Generalitat sabían perfectamente que el traslado del hospital de Gandia se iba a producir, poco se ha hecho en el distrito de Roís de Corella para intentar mantener la atracción de personas y, consecuentemente, la actividad económica que se derivaba de ella. Si acaso, la iniciativa más sonada del Gobierno local de Gandia fue construir el nuevo trinquete de pilota valenciana junto a los campos de fútbol de Roís de Corella, pero ni siquiera esa instalación está acabada, y mucho menos su capacidad de atraer personas es comparable a la que se ha perdido con la existencia de un hospital comarcal que prestaba servicios esenciales a un área en la que viven casi doscientas mil personas.

De ser un polo de atracción y un punto referencia eneludible de la ciudad de Gandia, ahora el distrito de Roís de Corella sufre el riesgo de transformarse, en mayor o menor medida, en un barrio dormitorio. De las acciones que se lleven a cabo de forma inmediata, y también a corto y medio plazo, dependerá que cierren más o menos bares y comercios o se pierdan algunos servicios.

La alegría general que supone inaugurar y disfrutar de un hospital diseñado para el siglo XXI no lo es tanto para la zona de Gandia que, en buena parte, vivía de una infraestructura cuyas puertas han quedado cerradas.

Compartir el artículo

stats