E l Primero de Mayo no es solamente una celebración más del calendario laboral, es un día donde los trabajadores y las trabajadoras debemos reivindicar el hecho de serlo, lo que siempre se definió como el tener conciencia de clase.
En este momento histórico donde se nos vende el fin de las ideologías, la superación de la dicotomía izquierda y derecha y conceptos como que «todos somos gente» o «todos somos clase media» -este último muy vapuleado por la crisis brutal que estamos atravesando- las organizaciones sindicales de clase en nuestro país debemos estar al frente en la denuncia contra la involución política y económica que se ha establecido en nuestra democracia en los últimos años.
Donde el derecho a la vivienda como principio es sustituido brutalmente por los desahucios hacia los que menos tienen mientras se inyecta dinero a la banca y se descubren fraudes millonarios a la Hacienda Pública por parte de los que hasta hace bien poco eran los creadores del «milagro español».
Donde el trabajo, que tiene que dar dignidad al que lo ejerce, se convierte en un «premio» precario y la pretendida recuperación económica se sustenta sobre la temporalidad y los bajos salarios.
Donde se aprueban leyes mordazas que nos retrotraen a un pasado oscuro que ya creíamos superado, pretendiendo restringir un derecho fundamental recogido en nuestra Constitución como es el derecho de huelga, criminalizar a los sindicatos de clase y trasladar a la opinión pública que la participación de los trabajadores en piquetes informativos es un acto casi delictivo.
En el tercer milenio, en la era de la tecnología, la lucha de los trabajadores y las trabajadoras por sus derechos, es más necesaria que nunca, ya que se da la paradoja que, mientras la revolución científico-técnico-digital avanza, se pretende que los trabajadores y las trabajadoras retrocedamos hacia situaciones de la posguerra en nuestro país. Eso sí, con un móvil en el bolsillo.
El Primero de Mayo siempre fue -y debe seguir siendo-, un día de reivindicación para avanzar en una mayor Justicia Social para la clase trabajadora. Por eso, los ugetistas, siempre elevaremos nuestra voz con un ¡Viva el Primero de Mayo!
