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Afectos sonoros desde Rusia

La República promovió en la ciudad colonias escolares para acoger a menores de diferentes puntos de España

Colonia «Mare Nostrum» en la playa de Pau Pi, en Oliva. w. reuter. aga

En estos tiempos del «Whats App» cuesta creer que en los años treinta del siglo pasado un breve mensaje de audio tuviera tanto valor sentimental para sus destinatarios como para que llegara por vía postal y adornado con un envoltorio especial a modo de regalo. Pero no era un saludo cualquiera, sino emotivos mensajes de afecto a más de tres mil kilómetros de distancia para sus familiares, grabados por niños que fueron evacuados de España por la Guerra Civil a la antigua URSS. Algunas de estas originales «tarjetas sonoras» se pueden ver y escuchar en el Museu Etnològic de Oliva, en la exposición «Entre España y Rusia. Recuperando la historia de los niños de la guerra». La muestra se inauguró el pasado 25 de marzo y permanecerá abierta hasta el próximo 17 de mayo.

La exposición ha sido cedida por la Universidad de Alcalá de Henares y completada por el historiador local Juan Morell, autor de varios estudios sobre la Guerra Civil en Oliva, con la información de 15 niños (12 chicos y 3 chicas) que salieron de Oliva con el apoyo del Gobierno de la II República y de la URSS. El viaje lo organizó Socorro Rojo, una organización humanitaria vinculada al PCE. Los niños zarparon el 21 de marzo de 1937 desde el puerto de Valencia a bordo del buque Cabo de Palos. Es la única expedición de este tipo en la Safor de la que se tiene constancia.

Las «tarjetas sonoras» expuestas corresponden a dos «niños de la guerra» olivenses, ya fallecidos; Manuel Escrivà Mateo y Miguel Escrivà Costa. Tienen un formato rectangular, como si fueran tarjetas postales, pero conservan dentro pequeños discos en los que se registró, aproxidamente en unos 10 segundos, la voz de los niños. Para escucharlas, los destinatarios las reproducían en un gramófono.

De estas tarjetas dos familias de Oliva conservaron seis, de las cuales cuatro están expuestas en el Museu Etnològic y dos más están en la Biblioteca Nacional, en Madrid, para ser restauradas. De estas dos los técnicos de la Biblioteca Nacional han conseguido extraer la narración sonora y actualmente se reproduce en la exposición, y es una documentación exclusiva y única en este tipo de muestras sobre la Guerra Civil.

Como señala Verónica Sierra, profesora de la Universidad de Alcalá y directora técnica de la exposición, «las cartas sonoras de Oliva son una documentación que no se había logrado recopilar, ni mostrar, ni analizar hasta ahora». Sierra comenta que tenía referencias de su existencia y la transcripción de una proveniente del País Vasco, pero que nunca había visto un documento original y, por supuesto, tampoco había escuchado lo que tenían registrado. La posibilidad de exponer esta documentación ha sido una gran satisfacción para los comisarios de la exposición y eleva mucho el nivel de la misma.

Además de las «tarjetas sonoras», en la exposición también se muestra una carta original de la embajada de la URSS sobre a quién tenían que enviar las «tarjetas sonoras» y las instrucciones para poder escucharlas.

El pasado jueves, día 30, Verónica Sierra, acompañada de Joan Morell, ofreció una conferencia en el museo a la que acudieron familiares de tres «niños de la guerra» olivenses; de los citados Manuel y Miguel, y de Rosario Bolinches. Manuel falleció en Rusia joven, en 1949, víctima de una enfermedad. De Miguel se sabe que hizo carrera como ingeniero agrónomo en el país soviético e incluso trabajó una temporada en Cuba donde hizo de intérprete a técnicos rusos que se desplazaron durante la revolución cubana de 1959. A Oliva acudía muy poco, de forma esporádica y de vacaciones, y falleció en Moscú en 2008.

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