Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Apostando por lo que nos une

Apostando por lo que nos une

El próximo domingo acaba una etapa. Espero y deseo que llegue a su fin el mandato de un gobierno que tanto daño ha hecho a Gandia. Un gobierno ineficaz, pues en su legislatura ha habido un declive que se refleja en la disminución de la población de Gandia, del número de afiliados a la Seguridad Social y en el incremento de los parados, algo que el Círculo de Economía ha calificado como «debacle», pues los datos revelan «un hundimiento espectacular de la economía local». Pero además ha sido un gobierno populista, unipersonal y en el que han primado los intereses personales.

El retroceso de Gandia no sólo ha sido en lo económico. Es en el talante antidemocrático exhibido, en la imagen de la ciudad arrastrada por la inconsistencia de la política turística de ocio nocturno, en el uso de todos los medios disponibles para esquilmar al adversario, en la tensión social alimentada desde el poder, en la división social generada, en el miedo, la agresividad y la falta de aceptación de otras formas de ser y de pensar.

Con estos mimbres, espero también que nadie se llame a engaño y apueste por esas agrupaciones caóticas que, renunciando a sus principios, se postularon como mantenedores del actual alcalde y que, descubiertos por la torpeza de su hipotético socio, cambian su discurso anunciando su «pase» a la oposición. Su poca fiabilidad genera enormes dudas sobre si apoyarles sirve para mantener al poder actual.

No, Gandia jamás estuvo ahí. Gandia siempre fue esa ciudad mediterránea, abierta y acogedora donde uno se sentía parte de algo que venía de muy atrás, de los que nos precedieron, de un todo del que siempre nos sentimos orgullosos.

Hoy aquí, por la acción de gentes que se apoderaron del poder (cierto es, democráticamente). Gentes obsesionadas en destruir los signos del pasado que no les concierne, que no nos hablan de pluralidad, civilización, cultura, tolerancia, respeto, ni de acuerdo, ni de concordia, que han pisoteado nuestros valores dejándonos en la más estúpida superficialidad y en la incultura. Por eso creo y espero que a partir del domingo crearemos entre todos una saludable fragmentación que nos aleje del totalitarismo de quien hoy detenta el poder y así colaborar con nuestras propias manos en la construcción de la ciudad que iniciaron nuestros mayores, impulsando una política civilizadora basada en la pluralidad de una sociedad civil tan rica y diversa como la de Gandia.

Compartir el artículo

stats