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los jueves, milagro

Erecciones municipales

Erecciones municipales

Dado el maremágnum político que nos invade y para evitar que en los ciudadanos muera el amor por los partidos políticos, cada vez más difícil de mantener por los asaltos de algunos de sus militantes al dinero público, papá Estado, siguiendo las normas de nuestra Constitución ha ordenado que, el próximo domingo, se celebren erecciones municipales.

No se asuste el buen lector de que haya sustituido la palabra elecciones por erecciones, pues como decía Freud en su obra «Patología de la vida política»: El acto de introducir una papeleta en la ranura de la urna electoral está llena de connotaciones sexuales, porque con este orgasmo político los ciudadanos pueden eliminar fácilmente todos sus depresiones y neurosis política, premiando o castigando a los partidos con la fuerza de sus votos.

Esta teoría freudiana es la que lleva a muchos políticos a confundir las elecciones con las erecciones. Y siguiendo con el símil políticosexual, bien podemos continuar con el bonito juego de las palabras y decir que los partidos esperan ansiosos estas elecciones para recibir el voto de los ciudadanos y las ciudadanas (como dicen los políticos incultos incurriendo en un inaceptable pleonasmo).

Por lo que vemos, leemos y oímos en los medios de comunicación, parece que los partidos políticos se empeñan en que psicólogos, sexólogos y otorrinolaringólogos, durante este tiempo de las erecciones, nos informen sobre las ventajas del endurecimiento del suelo pélvico de las ciudadanas y de los problemas de la disfunción eréctil de los ciudadanos.

Por otra parte, cientos de clínicas del sexo ofrecen soluciones para que ningún votante pueda fallar en las erecciones del próximo domingo. También los laboratorios farmacéuticos, con precios desorbitados, nos ofrecen los más milagrosos medicamentos para para que las erecciones sean un éxito.

Para atraer a los votantes, los partidos se valen de todo tipo de tretas publicitarias, regalando gorras, gafas de sol, fundas para el móvil, meriendas, paellas, vales para un inexistente parque acuático y magníficas revistas a todo color. Algún candidato ha invadido el ámbito privado de los sentimientos religiosos y ha fichado para su partido a la Virgen de los Desamparados, a San Francisco de Borja y al beato Andrés Hibernón.

Y es que, como dice Pedro G. Cuartango Ir a las urnas el domingo que viene es un hecho místico, un acto de fe que se basa en creer en algo que carece de sustento alguno. Imposible votar al PSOE y al Partido Popular si miramos al pasado. Imposible confiar en Podemos y Ciudadanos si miramos al futuro. Sus líderes apelan a la emoción, pero no a la razón. Los partidos se han convertido en clubes de fútbol».

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