Un operario de Renfe que se encontraba haciendo labores de mantenimiento halló ayer el cuerpo sin vida de Estrella Bouza, la anciana de 80 años que desapareció en Gandia el pasado 15 de junio. El cadáver, según explicaron algunas fuentes ayer a este periódico, se hallaba «a cuatro o cinco metros» de la infraestructura ferroviaria y no impidió la circulación de trenes. Quizá por eso se ha tardado tanto en localizarlo.

Además, se encontraba en una zona de difícil acceso, entre Xeraco y la entrada a la zona de mercancías de Gandia, y bastante alejada del lugar donde fue vista por última vez la mujer, que residía en Madrid pero que se encontraba pasando las vacaciones en la playa junto a su marido.

Fuentes policiales confirmaron que el cuerpo, hallado alrededor de mediodía, era el de Estrella Bouza. Señalaron, además, que los más probable es que falleciera «el mismo día de su desaparición» al caer por un terraplén de unos dos metros de altura que se encuentra junto a esa zona de las vías y que, a falta de conocer el examen forense, no presentaba signos de violencia.

Como publicó en su día este periódico, Estrella Bouza, de 80 años, se encontraba en el hospital de Gandia como acompañante de su marido, que estaba ingresado en el centro sanitario, decidió regresar a la playa andando los dos kilómetros que separaban un lugar de otro.

La anciana padecía problemas de memoria. Extraña el hecho de que la zona en la que fue encontrada se encuentra muy alejada de la que fue vista por última vez, el hospital de Sanxo Llop.