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Una medida de traca

Xeraco obliga a los vecinos que usen de fuegos artificiales para sus celebraciones a limpiar los restos que quedan en la calle El alcalde asegura que el Gobierno local trata «de hacer pedagogía»

Una medida de traca

Xeraco es «coeter» por excelencia, por eso las tracas y las cajas chinas (pequeños castillos de fuegos artificiales) no faltan en cualquier celebración que se precie en el municipio. Su «disparà» en comuniones, bautizos, bodas o ante las casas de las festeras en la semana grande de la localidad, que está a la vuelta de la esquina, dejan en la calle restos de papeles quemados, «masclets» ya explotados e incluso las mismas cajas, que luego le toca a los servicios municipales limpiar, en muchos casos teniendo que echar mano de trabajadores haciendo horas extras para dejar las calles de un modo adecuado.

Pues bien, eso se ha acabado. A partir de ahora, el Ayuntamiento exigirá que todo aquel vecino que haga uso de fuegos artificiales a pequeña escala limpie posteriormente la calle, retirando todo resquicio que pueda quedar de traca o cualquier otra expresión pirotécnica.

Quien no lo haga se verá expuesto directamente a una sanción por parte del Ayuntamiento de Xeraco.

El alcalde, Francesc Serralta, explicó ayer a este periódico que el gobierno que preside no hace más que aplicar la ordenanza de convivencia ciudadana, que básicamente viene a decir que «quien ensucia debe limpiar y quien no limpia, paga», dijo.

No son pocos los vecinos del municipio que se han quejado al ayuntamiento por la suciedad que genera el uso de este material pirotécnico en la calle, por la gran cantidad de restos que quedan desparramados y de los que se olvidan las familias o asociaciones que los utilizan al encontrarse inmersas en el fervor de la celebración.

La situación, explicó Serralta, es especialmente «sangrante» en la plaza Major, donde se encuentra tanto la iglesia como el ayuntamiento, espacios donde se celebran bodas, comuniones y bautizos y que muchos fines de semana queda repleta de restos de material pirotécnico. «Eso obliga al ayuntamiento a limpiarlo en domingo echando manos de un operario al que le tenemos que pagar horas extra», señalaba Serralta.

Control de quien dispara

En todo caso, la máxima autoridad municipal señaló que «no es una medida extrema» y que su función es «pedagógica», por lo que la intención es que los vecinos tomen conciencia de la necesidad de dejar limpia la calle una vez finalice el disparo de la traca o castillo.

Para el ayuntamiento es muy sencillo controlar quién tira una traca, por lo que resulta difícil que alguien se pueda «escapar». Y es que, según la norma autonómica, todo vecino que esté pensando en celebrar algo y utilizar para ello material pirotécnico, siempre que sea de menos de 10 kilos de pólvora, debe presentar una declaración responsable ante el ayuntamiento. En ella debe constar el nombre de la persona, el horario, el tipo de artefactos y la cantidad de pólvora que se va a utilizar, así como el lugar en el que lo hará.

Si desde el consistorio se detecta que esa persona en concreto no ha limpiado, automáticamente sería sancionada. «Queremos que quede claro que el derecho a la fiesta no está reñido con el civismo», apuntó Serralta, quien añadió que «solo pretendemos dar ejemplo y que tampoco le suponga a nadie un cambio radical en su modo de actuar, sino que los vecinos se conciencien».

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