El Gobierno local de Gandia ha anunciado formalmente que no va a recurrir la reciente sentencia dictada por el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Valencia y, consiguientemente, procederá a declarar Zona Acústicamente Saturada (ZAS) el área de la plaza del Castell de la playa y las calles adyacentes. En ese lugar se encuentra una de las zonas de ocio nocturno más conocidas y antiguas de Gandia, a la que, tanto en verano como en invierno, acuden cientos de jóvenes que llenan los pubs.
Los vecinos de varios edificios situados en ese mismo lugar llevan más de diez años peleando para que el ayuntamiento adopte medidas drásticas contra el ruido, que ya no procede del interior de los establecimientos, dado que todos están debidamente insonorizados, sino de la actitud incívica de los clientes de esos locales y, sobre todo, del constante y elevado tráfico de vehículos, que se prolonga hasta la madrugada de forma sistemática.
Esos vecinos son los que acaban de ganar la sentencia que obliga al Ayuntamiento de Gandia a considerar que ese espacio urbano sufre un exceso de ruido de forma tan habitual que, para preservar su salud, debe adoptar medidas contundentes para evitarlo.
Según indican responsables municipales, en la Junta de Gobierno celebrada el lunes pasado ya se decidió que el ayuntamiento no prolongue la batalla judicial y, por lo tanto, no habrá recurso contra la sentencia.
Eso significa un cambio de postura del nuevo Gobierno, que, no obstante, esperará a que los vecinos soliciten al tribunal la ejecución de la resolución judicial. Será entonces cuando iniciará el proceso administrativo para declarar Zona Acústicamente Saturada la plaza del Castell y calles adyacentes.
A partir de ese momento el ayuntamiento estará no solo capacitado sino legalmente obligado a cortar el tráfico durante determinados horarios, que deberán coincidir con aquellos en que se superen los límites de ruido. También podrá aplicar excepciones a la ley que regula la apertura de locales nocturnos y así poder delantar la hora de cierre de los mismos. Tampoco podrá dar nuevas licencias de locales de ocio nocturno, e incluso podría suspender autorizaciones ya concedidas para determinadas actividades en la vía pública.
Todo dependerá de la contundencia con que el ayuntamiento quiera actuar, pero en otras ciudades, especialmente en áreas de Valencia que sufrían el mismo problema, la declaración de ZAS y las medidas que se aplicaron para reducir el ruido acabaron «matando» algunas áreas de ocio nocturno. Otras, en cambio, siguen atrayendo a miles de jóvenes cada fin de semana y también siguen causando molestias a los vecinos, como la situada en el céntrico barrio del Carmen, con decenas de locales de copas abiertos.
