El anterior Gobierno local del PP de Gandia ordenó por tres ocasiones al Arzobispado de Valencia que limpiara y adecentara la ermita de Sant Vicent, en estado de abandono y ruina, y que cerrara el edificio para que nadie pudiera acceder a su interior. En estas tres ocasiones la petición fue del todo desatendida.
Así lo reveló ayer el exconcejal de Urbanismo, Toni Abad, quien solicitó explicaciones al nuevo Gobierno local del PSPV y Més Gandia sobre el procedimiento que se ha seguido para que, a cuenta del ayuntamiento, se haya limpiado la nave de ese pequeño templo del siglo XV, como informó ayer este periódico.
Además, el PP exige que los gastos de esa actuación, asumidos por el ayuntamiento, se repercutan sobre la propiedad, es decir, que se le exija el dinero de la limpieza al Arzobispado de Valencia.
Ante el anuncio del concejal de Gestión Responsable del Territorio, Xavier Ródenas, sobre el inicio de gestiones para permutar el solar de la ermita por otro municipal y así conseguir que el ayuntamiento sea el titular del inmueble y pueda restaurarlo, Toni Abad solicitó saber «cómo se va a arreglar el tejado» y se dispone de los permisos de la Generalitat, dado que se trata de una ermita protegida.
Finalmente, Abad exigió que, en el caso de llevarse a cabo la permita y la ermita pase a manos del ayuntamiento, como quiere el nuevo Gobierno local, ese acuerdo debe ser «satisfactorio» para el ayuntamiento, y le recordó a Ródenas que la inversión a realizar en el inmueble a posteriori será «muy importante».
Desde que el nuevo Gobierno local gandiense tomó posesión, se marcó como objetivo poner fin al deterioro de esta pequeña ermita, antes gestionada por la parroquia de Almoines, que es propiedad del arzobispado.
La idea es conseguir la permuta, restaurarla y darle un uso público, pero ese proceso puede ser largo porque el expediente para encontrar un solar con el que compensar al arzobispado puede no ser sencillo, y menos aún poner el dinero para ejecutar la restauración del edificio.
El PP también criticó ayer que la ermita quedara embutida entre naves industriales por la mala planificación que desarrollaron gobiernos locales socialistas y de Compromís.
