A las ocho menos cinco de la mañana de ayer buena parte de la ciudad de Gandia volvió a quedarse a oscuras, por segundo día consecutivo. El apagado de las luces del alumbrado, programado automáticamente a esa hora, no tiene en cuenta que tanto lunes como martes densas y oscuras nubes cubrían la ciudad y llovía. Eso, unido a la circunstancia de que a finales de octubre la noche se alarga y que el sol sale no sale hasta las 8.15 de la mañana, origina este problema que muchos vecinos no solo comentan, sino que también critican.
A eso de las 8 de la mañana, cuando se corta la electricidad a las luminarias, son cientos los coches que circulan por la ciudad y miles los que transitan a pie, lo que incrementa el riesgo de que se produzcan sobresaltos por falta de visibilidad, especialmente en pasos de cebra o debido a peatones que cruzan entre los coches.
Hasta hace unos años el alumbrado público estaba programado para que no ocurrieran situaciones como esta, pero las medidas de ahorro puestas en marcha por los ayuntamientos, entre ellos el de Gandia, ha ajustado tanto el reloj que en determinadas condiciones meteorológicas, como las que se están produciendo esta semana, la ciudad queda inmersa en una insólita oscuridad, que, si bien es cierto que dura apenas unos minutos, también lo es que se produce en un momento que coincide con una enorme movilidad en las calles.
Fuentes del Ayuntamiento de Gandia consultadas ayer por este periódico señalaron que la hora de apagado del alumbrado se va a mantener en los próximos días ante la cercanía del cambio de la hora oficial.
La madrugada del próximo sábado al domingo los relojes se atrasan una hora, de manera que en las jornadas siguientes las luces se apagarán cuando ya sea de día. Aun así, si no se corrige el sistema automático de apagado, el problema podría producirse nuevamente en la última quincena de diciembre y la primera de enero, los días más cortos del año.
