Un día más, y van tres, los servicios de emergencia de la Safor, especialmente el cuerpo de Bomberos y agentes de las policías locales, tuvieron que emplearse a fondo para evitar riesgos debido al fuerte viento que sopló con insistencia, especialmente a primera y a última hora de la jornada.
Según datos recopilados en varias estaciones, el vendaval llegó a rachas que rozaron los 80 kilómetros por hora, como ocurrió en Xeresa, mientras que la Agencia Estatal de Meteorología midió algo más de 50 kilómetros por hora en la depuradora de la playa de Oliva.
Como es habitual en estos casos, los agentes o los bomberos tuvieron que retirar elementos arrastrados por el aire en muchas calles, así como ramas arrancadas de los árboles, que en algunos casos, como en la entrada sur de Gandia, llegaron a obstaculizar el tráfico en horas punta.
Las consecuencias más peligrosas, sin embargo, fueron los desprendimientos de elementos situados en las fachadas de los edificios. Alrededor de las 6 de la tarde los cascotes caídos desde el bloque situado en el tramo inicial del paseo de les Germanies, en pleno centro de la ciudad, obligó a la intervención de los bomberos y a cerrar esa importante vía urbana hasta asegurarse que no había peligro de la caída de más elementos. Los bomberos accedieron a una de las viviendas y desde la ventana procedieron a sanear la pared que sucumbió a la fuerza del viento.
Muy cerca de allí podía apreciarse una muestra inofensiva de la fuerza del viento. En la calle del Forn, decorada con naranjos, numerosos frutos acabaron por el suelo. Consecuencias más graves tiene este temporal en la agricultura, donde la caída de naranjas ha sido importante en muchas áreas de la comarca y los propietarios ya cifran las pérdidas en miles de euros.
Para los próximos días la Agencia Estatal de Meteorología mantiene la previsión de fuertes vientos, aunque no tan intensos.
