Esta vez el viento no sopló en contra. Estar siempre pendientes del cielo es una de la penitencia de las fallas pero el pasado domingo las condiciones fueron benévolas y, por fin, las 23 comisiones de Gandia recorrieron las calles de la ciudad demostrando lo que son capaces de hacer cuando se trata de sacar la sátira, el ingenio, la imaginación, el humor y el colorido.

Una semana antes el viento había impedido que se celebrara este multitudinario acto y las comisiones temían que cualquier otra inclemencia volviera a retrasarlo. No fue así, incluso el frío de otros años respetó una fiesta que llenó las calles del centro de la ciudad de miles de personas.

Como cada año, no faltaron los dardos a diestro y siniestro tanto a nivel local como autonómico y nacional. Los falleros de Gandia se acordaron de Rita Barberá, la exalcaldesa de Valencia y senadora, y su famoso «caloret» en el polémico discurso que pronunció el año pasado durante la Crida que tuvo lugar desde las torres de Serranos.

Se habló de elecciones, de nuevos Gobiernos y, sobre todo, de la corrupción que acecha la vida política a nivel nacional.

Como siempre, la temática fue de lo más variada y las comparsas demostraron la gran capacidad de superación que tiene el colectivo fallero, una fuente inagotable de ideas.

El desfile partió desde la avenida República Argentina y finalizó en la plaza de la Escola Pia.

La encargada de cerrar el acto fue la Fallera Mayor de Gandia, Raquel Díaz, que estuvo acompañada por el presidente, Telmo Gadea, y todas las falleras de su Corte de Honor.

Entre el público se encontraba la alcaldesa, Diana Morant, así como concejales del Gobierno y de la oposición, que no perdieron detalle.