Carlos Gil Moraleda es, a sus 22 años, todo un veterano en el club de baloncesto de Gandia. ¿Por qué?, pues porque lleva quince temporadas como jugador de la entidad desde que comenzó cuando tenía seis en la categoría de benjamín.
La pasada campaña se marchó a jugar fuera, pero en la presente ha participado en 19 de los 21 encuentros oficiales disputados, colaborando en la buena marcha del conjunto que dirige Víctor Rubio que ahora mismo está a un paso de clasificarse para jugar por el ascenso a la LEB Plata y, además, como anfitrión y organizador de la fase final.
Gil es, claramente, un producto de la cantera gandiense que ha llegado al primer equipo, un espejo en el que pueden mirarse los chavales que ahora empiezan en las categorías inferiores de Units pel Bàsquet Gandia.
Este base-escolta que sigue los pasos de su padre, el directivo Javier Gil, en el mundo del baloncesto, tiene claro que «estamos en lo más alto por méritos propios. Tenemos una de las mejores plantillas de la categoría, es decir, un equipo con muchos recursos porque todos tenemos capacidad para poder sumar y lo estamos haciendo».
La filosofía
La filosofía del equipo, según Carlos Gil, «nos la ha inculcado a fuego nuestro entrenador, Víctor Rubio, que el primer día de pretemporada nos dijo que había que dejar los egos a un lado si queríamos hacer algo grande, ser generosos, pensar en cada compañero y remar todos en la misma dirección. Así nos está yendo genial».
El joven Gil considera que «lo tenemos todo a favor para llegar a la fase de ascenso y jugarla en casa. Me atrevería a decir que si ganamos este sábado en Murcia y el Valencia pierde consumaremos matemáticamente nuestro objetivo de ser campeones de esta liguilla de clasificación. Jugar la fase aquí es un reto muy bonito».
Dice Carlos que «otra de los secretos de este equipo es que no somos conformistas. Siempre queremos más y si ganamos de 20 intentamos ganar de 30. Hay que fijarse metas, incluso hasta dentro de un mismo partido, como nos dice nuestro entrenador. Nunca se nos acaba el hambre de victoria».
Lo mejor del Hispagan Units pel Bàsquet Gandia es, en opinión de Carlos Gil, que «actuamos realmente con una familia, incluso para resolver situaciones extradeportivas. Cuando hay algún problema nos reunimos e intentamos solucionarlo entre todos. Todos sabemos que podemos contar con el que tenemos al lado, tanto fuera como dentro de la pista. La comunicación entre nosotros es una de las claves del éxito, incluso también con el entrenador».
A pesar de que el viento sopla claramente a favor de Hispagan , Gil advierte que «no podemos bajar la guardia porque cualquier rival puede ganarnos. Tenemos que continuar trabajando para seguir mejorando día a día».
Al preguntarle sobre cómo es jugar junto a un compañero que casi le dobla la edad como es el caso de Shay Miller, el joven deportista gandiense responde que «es todo mucho más fácil. Aprendemos de su experiencia y, por supuesto, de su calidad porque es un verdadero seguro de vida para nosotros».
Sobre el club y la afición
Units pel Bàsquet Gandia es, según Gil, «un club humilde dirigido por gente honesta. Han conseguido un patrocinador como Hispagan para el primer equipo, pero también se preocupan mucho por la base».
A la afición, añade el base-escolta, «solo hay que agradecerle el apoyo que nos brinda. Es espectacular ver el pabellón lleno como hacía años que no se veía. Hemos conseguido que la gente vuelva al pabellón y eso se agradece muchísimo».
