El Ministerio de Fomento le ha prometido a la Diputación de Valencia que a lo largo de lo que queda de año estará construida la rotonda de conexión de las carreteras Natzaret-Oliva y la de Daimús, a la altura de la depuradora comarcal de Gandia.
Hace tres semanas, a la vista del retraso que se está produciendo para eliminar ese cruce, considerado un «punto negro» de la red de carreteras de la Safor, la diputación se ofreció al ministerio para ejecutar las obras por su cuenta con el fin de agilizar al máximo el proyecto y poner fin al elevado riesgo de esa intersección, donde los accidentes son frecuentes y los atascos, en verano, casi diarios.
La rotonda diseñada está incluida en el proyecto del Acceso Sur al Puerto de Gandia, competencia del ministerio, pero hace años que esa obra va con mucho retraso, incluso con trabajos paralizados de forma intermitente, lo que en varias ocasiones ha llevado a la diputación a asumir su papel como titular de la carretera Natzaret-Oliva y solicitar la intervención.
Al elaborar el plan de obras para lo que queda de 2016, nuevamente el titular de Carreteras de la diputación, Pablo Seguí, se interesó por el proyecto, pero, según señaló ayer a este periódico, desde el Ministerio de Fomento le han garantizado que la rotonda estará antes de que acabe el año.
«Nosotros en eliminar puntos negros de las carreteras no escatimamos esfuerzos», señaló Seguí, quien ha decidido que el dinero que tenía reservado a este proyecto sirva para financiar otras obras de la red viaria provincial.
La historia de los retrasos en la rotonda del cruce de la carretera de Daimús con la Natzaret-Oliva se enmarca en las vicisitudes que ha vivido el proyecto global del acceso sur al puerto. En 2010, todavía siendo presidente el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, fue adjudicada la obra a la empresa Copcisa por un valor de 16,5 millones de euros. Apenas iniciados los trabajos, que abarcan desde la rotonda de la N-332 en Bellreguard hasta el mismo recinto portuario de Gandia, quedaron paralizados cuando el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy aplicó los enormes recortes en infraestructuras con el fin de cuadrar los presupuestos y cumplir con el nivel de déficit que Europa exigía.
Tras estar abandonado prácticamente durante toda la legislatura, Fomento retomó el proyecto hace unos meses, pero a un ritmo tan lento que durante semanas aparentemente ni se avanza. El proyecto incluye un enorme viaducto sobre la desembocadura del río Serpis.
