El Ayuntamiento de Gandia se ha propuesto contribuir a la proliferación de aves rapaces protegidas mediante la adopción de medidas que permitan extender la población hacia a las áreas rurales semiabandonadas.
La singular iniciativa, explicada ayer por el concejal de Territorio, Xavier Ródenas, consiste en acondicionar espacios donde parejas de mochuelos, lechuzas y cernícalos, especies todas ellas en riesgo de supervivencia, para que puedan vivir y reproducirse.
Para ello, Ródenas hizo ayer un llamamiento a todos los propietarios de casas viejas y abandonadas que reúnan determinadas características y que, en su caso, podrían ser susceptibles de acoger nidos de rapaces, bien sea realizados por las propias aves o bien mediante la colocación de cajas especialmente diseñadas para ellas.
No todas las casetas valen. Los expertos en el comportamiento de este tipo de aves señalan que para que la experiencia tenga posibilidades de éxito resulta fundamental que ese lugar no sea frecuentado por personas, algo que llevaría al abandono inmediato de las rapaces. En segundo lugar, lo deseable sería que estuvieran ubicadas alrededor de campos abandonados, cerca de las montañas y, preferentemente, cerca de donde se usan procedimientos de agricultura ecológica.
En esas zonas es donde suelen proliferar los pequeños mamíferos y reptiles salvajes que constituyen la dieta fundamental de estas bellas aves que antes poblaban montañas y se dejaban ver por el cielo urbano pero que el «desarrollo» humano ha arrastrado exclusivamente ha hábitats más aislados y alejados de las ciudades.
El concejal Ródenas indicó que, tras la elaboración de informe de Pau Lucio, su departamento se puso a buscar lugares donde acondicionar nidos o ubicar cajas especialmente diseñadas para que las rapaces puedan reproducirse, pero añadió que no es fácil encontrarlas e hizo la llamada para que los propietarios interesados se dirijan a su departamento. Gandia es la primera gran ciudad en abordar un proyecto de protección de aves rapaces de este tipo.
