En los últimos años el problema de las cañas en los cauces de ríos y barrancos ha sido un punto de fricción permanente entre la Confederación Hidrográfica del Júcar y los ayuntamientos, que, en caso de inundaciones, se han echado la culpa por la masiva presencia de esa vegetación invasiva que agrava las consecuencias de una fuerte riada. Muchos agricultores tampoco llegan a entender por qué la Confederación no autorizaba la retirada de cañas, un elemento que hasta no hace mucho se utilizaba como puntal para sostener ramas de árboles cargadas de frutos.
En muchos casos, los alcaldes han solicitado a la Confederación que limpie los cauces, porque esa es su competencia, pero el organismo del Ministerio de Medio Ambiente justifica su inactividad en que carece del presupuesto necesario para ello, algo que se ha agravado con los recortes presupuestarios aplicados por el Gobierno de Rajoy. Los ayuntamientos más sensibilizados, o los que temen inundaciones en caso de lluvias, optan directamente por realizar esa labor de retirada de cañas y limpieza de cauces después de haberlo solicitado, vanamente, a la Confederación. Uno de ellos, el de Tavernes de la Valldigna, está llevando a cabo estos días esa labor en la cuenca del Vaca y de su afluente, el Vadell. s. s. gandia
