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Gestión

La eterna cuesta arriba de los mercados de la comarca

De 30 puestos, el de Tavernes solo tiene abiertos la mitad Gandia recuperará la gestión del Mercat del Prado para revitalizarlo

La eterna cuesta arriba de los mercados de la comarca

Los mercados, aquellos edificios en los que hace años las familias hacían acopio de los alimentos que llenaban sus neveras, que eran casi un centro de la vida social de los pueblos, son hoy unos grandes desconocidos para los más jóvenes. La aparición de las grandes superficies de alimentación y artículos para el hogar, sumada a la crisis económica que se ha vivido en el país en los útlimos años, ha ido dejando en un segundo plano estos edificios, cuyo principal valor, más allá de la calidad de los productos que ofrecen, es el trato personal con el cliente, como así destacan la mayoría de los comerciantes.

El PP, cuando gobernaba Gandia, trató de cambiar esa dinámica pero, al menos hasta ahora, no ha sido posible. El Mercat del Prado, ese edificio que fue concebido como híbrido entre el deseo de recuperar el espíritu original de los mercados e intentar abrir una nueva puerta de atracción para otro tipo de público ofreciendo un concepto parecido a los de San Miguel y San Antón de Madrid, o el de la Boquería de Barcelona.

Al poco de ponerse en funcionamiento ya se vio que la fórmula tampoco acababa de cuajar. Gran parte del emplazamiento lo ocupa un supermercado. El resto son puestos, un total de siete de los que tres, tras abrir durante unos meses finalente cerrados.

Actualmente, solo sobreviven cuatro puestos, una librería, una frutería, una pastelería y un bar. Las otras tres casetas están cerradas y el ayuntamiento las cedió a entidades sociales de la ciudad hace unos meses.

El Mercat del Prado pertence a la empresa pública de Gandia, IPG, que está en liquidación. El objetivo del Gobierno local ahora es recuperar su gestión pública para poder revitalizarlo. Según explicó la concejala de Comercio Alícia Izquierdo, «mientras no sea de titularidad pública no podemos adjudicar a empresas las casetas que están cerradas». La edil apuntó también que ya hay varias empresas que se han interesado por abrir esos puestos, sin embargo, deberán esperar a que se realice el traspaso de la gestión.

De hecho, el ayuntamiento ya ha solicitado que se lleve a cabo elcambio de titularidad, algo que podría ocurrir entre diciembre y enero. En todo caso, Izquierdo reconoce que según está concebido el Mercat del Prado, lo mejor será plantearse un modelo gastronómico y turístico, es decir, un espacio donde se cocinen los productos que se venden.

En Tavernes de la Valldigna la situación tampoco es buena. De los 30 puestos que hay la mitad están cerrados. Solo 15 en total funcionan y uno es el bar. Los comerciantes de este mercado municipal aseguran que la causa de la situación ha sido el cierre de grandes empresas en la localidad que daban trabajo a muchos vecinos. A esto se le suma «que hace falta que venga más gente, sobre todo más gente joven», apunta Rosa Ribis, una de las comerciantes del mercado vallero. Una clienta, por su parte, señalaba que «los jóvenes prefieren ir a un supermercado que lo tienen todo a mano y acaban más pronto».

El Ayuntamieno está haciendo esfuerzos para abrir las casetas que están cerradas. Para ello, ha bajado los precios, pero, de momento, no ha logrado llenarlas. El número de empresarios que se han marchado de este mercado ha crecido de forma importante desde 2013.

El contrapunto lo pone el Mercat Municipal d'Oliva, que es de los pocos que funciona más o menos bien en la comarca. Cierto es que no se trabaja como hace seis años, como explicaba a Levante-EMV la presidenta de los comerciantes, Margarita Criado, que regenta un puesto de congelados, pero «nos salva la calidad que ofrecemos aquí». Eso, y los grandes esfuerzos que hacen por promocionar sus establecimientos. «Intentamos hacer varias campañas al año como en Semana Santa o Navidad. También hay una parada que usamos como biblioteca abierta y cogen y dejan libros», apunta Criado.

Respecto al tipo de clientes, pese a que reconoce que mayoritariamente es gente más mayor la que acude a comprar a este mercado, «ultimamente hemos notado que hay más gente joven porque también hay más jóvenes al frente de los puestos», explica la presidenta. Sobre todo los viernes reciben muchos visitantes extranjeros. Franceses, alemanes o ingleses que están en los camping se acercan al mercado «porque hace tres años hicimos una campaña muy grande en los camping para dar a conocer el mercado», señala. Al contrario que en Tavernes o Gandia, solo hay actualmente dos puestos cerrados.

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