A nivel de comunicación, que es su campo, ¿cómo está siendo esta campaña?
Trump nos está dando una lección magistral. Está reinventando las reglas del juego y dejando los valores del pasado como inservibles. A nivel personal no me gusta Trump pero en términos de marketing es un genio. La comunicación política, a día de hoy, se basa en hacer el máximo de ruido en los medios. Los políticos mediáticos, que son capaces de generar interés cada vez que abren la boca, son los que prevalecen. Aquí en España lo vimos con Podemos. Pablo Iglesias conseguía meterse en todos los platós de televisión y generaba controversia, que los medios querían cubrir. Trump tiene la habilidad de generar titulares incendiarios que le garanticen la cobertura masiva. Un ejemplo de esto son sus eslóganes, el principal «Make America great again». Pues bien, durante los últimos atentados terroristas y haciéndose eco de la sensación de impotencia del país, Trump decidió empujar el mensaje de «Make America safe again» («Hagamos América segura de nuevo»). Tenía el eslogan escrito en cada camiseta, gorra, carteles detrás de sus apariciones públicas. Ahora solo necesitaba buscar frases incendiarias que atrajeran a los medios. Una de ellas fue la de «Obama es el fundador de ISIS».
A nivel personal, ¿qué proyectos tiene ahora entre manos?
En estos momentos, quizá más de los que me gustaría acaparar, pero a veces las oportunidades hay que tomarlas como vienen. A parte de las elecciones, y los clientes normales de Alario Group como agencia de publicidad para el mercado hispano en EEUU, en enero de este año creamos una empresa nueva en Chicago, con un grupo de inversores, centrada en proveer servicio de reparación de bicicletas a rascacielos en la ciudad, y pronto en otras ciudades americanas. También he estado colaborando con una de las principales empresas constructoras de Estados Unidos en la consolidación de marcas para sus edificios. A nivel personal, hemos tomado la decisión de vivir un año en España, para que la familia asimile la cultura y el idioma al máximo, lo cual hace que yo este viajando entre Chicago y Gandia cada mes. Pero a pesar de todo, con las condiciones de vida excepcionales que hay aquí, se hace todo bastante llevadero.
