Las vidas de los barcos a veces también acaban tristemente. Es el caso del ferry que hace dos semanas atracó en el muelle norte de la dársena del puerto de Gandia, donde está el área más turística, llamando la atención de numerosos ciudadanos.
El buque, de 583 toneladas de peso muerto y 73 metros de eslora, es el «Nura Nova», de la naviera Iscomar, que durante los últimos 18 años ha realizado el servicio entre Alcúdia (en la costa este de Mallorca) y Ciutadella, la segunda ciudad de Menorca. Está propulsado por dos motores Niigata, con una potencia de 3.800 caballos que accionan dos ejes y le da una velocidad de 14 nudos. Puede transportar 377 pasajeros, 86 coches y 120 metros lineales para camiones.
Desde 1997 ha realizado más de 19.600 trayectos entre las ciudades mallorquina y menorquina en los que han viajado más de 1.350.000 pasajeros, según señaló Iscomar el pasado 11 de septiembre, cuando el «Nura Nova» realizó su último trayecto.
Iscomar, ahogada por las deudas y la crisis del sector del transporte marítimo, está en concurso de acreedores desde hace siete años, y las autoridades han tenido que buscar un espacio en el que «aparcar» el ferry, que ahora quedará seguramente a merced de una subasta pública para pasar a manos de otros dueños. Serán estos, caso de que los haya, quienes determinarán si le dan un nuevo uso o finalmente optan por enviarlo al desguace.
Pero existe una larga historia de servicio empresarial detrás de esa imagen de barco acabado, amarrado a puerto sin expectativas de futuro, con una mínima tripulación que se dedica a labores de mantenimiento y a merced de los curiosos que preguntan insistentemente «a dónde va este barco».
Crisis, competencia y cierre
El «Nura Nova» ni siquiera siempre se llamó así. Construido en el astillero de Usuki, en Japón, fue bautizado como «Emsland» y empezó a surcar los mares en el año 1977 a cargo de la compañía alemana AG Ems. Dos años después pasó a manos de Isnasa y cubrió la ruta entre España y el norte de África, y poco después la compañía noruega Scandi Line lo rebautizó como «Bohus» para otros trayectos. La británica Weymonth navegó con él bajo la nueva denominación de «St. Julen», otra empresa sueca le puso «Östersjön» y después Elba Ferries se lo volvió a cambiar para llamarlo «Elba Nova». Su último capítulo arranca en 1995, cuando, amarrado en el puerto italiano de La Spezia, lo compra la española Iscomar para la ruta de Alcúdia a Ciutadella.
La competencia y los elevados precios del carburante que se registraron a finales de la primera década de este siglo llevaron a Iscomar a entrar en concurso de acreedores en 2009, pero pese a todo el «Nura Nova» siguió realizando varias rutas diarias entre las dos ciudades. En el tranquilo puerto de Gandia espera su próximo e incierto destino.
